“Estamos ante un cambio de época. La era del radicalismo del mercado y del neoliberalismo está tocando a su fin. Sus paladines están antes las ruinas de sus propias teorías. Durante casi 30 años han predicado que solo la libertad de los mercados posibilitaría el progreso de la sociedad. Esa fue la doctrina dominante en la política y en la llamada ciencia económica. Todo esto se ha derrumbado con estrépito con la crisis financiera de 2009. Los mercados liberalizados y desregulados no han trabajado de forma eficiente, sino todo lo contrario. Quienes difundieron estas fatales creencias en el mercado no eran siquiera economistas, sino teólogos. Han anunciado dogmas de fe y defendido intereses bien concretos, que estaban más allá del bien común.
‘Refundar Europa desde la solidaridad‘, Sigmar Gabriel
Muy interesante este artículo del presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), publicado hoy en ‘El País’ con traducción de Jesús Alborés, en el que autor analiza la deriva económica a escala global en las últimas décadas y aporta una hoja de ruta para el tránsito hacia un futuro que supere la crisis en la que nos hayamos inmersos, y lo haga en el marco de una economía social, justa y democrática.
Es una tendencia que cada día se difunde más y gana más adeptos: otra salida a la crisis es posible. Soluciones que no pasen siempre por la protección de los poderosos y el sacrificio de los más débiles, que no premien a los auténticos responsables directos del desaguisado y no castiguen aún más a las víctimas.
Al margen de la adscripción política concreta de Gabriel, me resulta especialmente atractivo ese concepto cada vez más compartido de ‘economía democrática’ frente a unos mercados y unos agentes económicos que parecen situarse impunemente por encima del bien y del mal, de los principios básicos de esa democracia que los alimenta y los ampara. Que acaban revolviéndose contra ella.
La economía no puede estar al margen de esos valores democráticos, sociales y ciudadanos que caracterizan a lo más avanzado de las sociedades humanas y para los que tantas conquistas históricas han sido precisas.
Otra salida es posible. Otro futuro es posible. Es cuestión de ponerse a trabajar para hacerlo realidad.
8 comentarios
Me alucina como llaman neoliberalismo al socialismo fabiano y al fascismo
“que premien a los auténticos responsables directos del desaguisado y castiguen a las víctimas.” -> algo falla en esta frase.
@tesnick: efectivamente, creo que faltaba algún ‘no’ 😉
Gracias. Un saludo.
Esta claro que hay otras formas de hacerlo, el problema es que la gente con poder para cambiarlo es justamente la que tendria que sufrirlo, y claro prefieren que sufran otros.
¿crees que no podemos? la gente de a pie puede, el problema es concienciar para trabajar al unísono. De donde creeis que sale su dinero, no hacen negocios en marte, los hacen aquí. alguna campaña de “no consumas” “no negocies” “no……” con esto se puede hacer pupa, la suficiente para llamarlos al orden. Todavía no es demasiado tarde, no. Las redes pueden ayudar.
claro que es posible, debemos unificarnos y trabajar por un futuro, seguro en unos años veremos los frutos
Yo creo que no estamos al final de los mercados liberalizados ni desregulados, ni de las políticas de teórica ciencia económica. Estamos más bien a medio camino. La riqueza está concentrada cada vez más en unos pocos ( a alguien le suena BlackRock, Renaissance Technologies, Goldman Sachs), pero todos necesitamos dinero para vivir (en el sistema actual). Estamos a un medio camino todavía, cuya finalidad, creo, es concentrar todavía más todo ese dinero, y convertirse en gobernadores permanentes (me ha salido la vena conspirania). Los gobiernos necesitan dinero y los poderosos lo prestan. Pero claro, los gobiernos que son los que hacen las leyes, no van a hacer nada que los perjudique.
Las políticas y las formas de salir de la crisis las aplican los gobiernos (me atrevería a decir que todos están de sonrisas con los poderosos). Su argumentación es buena: se recauda mucho más recortando a la clase media porque hay muchísimos más. Como el dinero llama al dinero, los ricos y poderosos lo son más, y los demás, igual o menos.
Por otro lado, si os dais cuenta, al final la crisis la hemos causado los españoles, por vivir por encima de nuestras posibilidades, y mucha gente se ha creído esta argumentación.
Yo creo firmemente que otra salida de la crisis es posible, pero va en contra de los poderosos, y los que nos gobiernan no están por la labor.
Me ha gustado mucho la salida planteada en Islandia.
[…] sólo otra economía es posible, sino que parece ya inevitable, aunque el proceso se presenta, para qué negarlo, más bien repleto […]