Me resisto a aceptar la idea de que esa cuenta atrás tan cotidiana que utilizamos para determinar el tiempo que resta para que ocurra un acontecimiento haya tenido un inventor. Me resulta algo tan natural como el ‘a la de una, a la de dos y a la de tres’, sistemas específicos de la enumeración aplicados a tareas muy concretas, al alcance de cualquier individuo y, por tanto, susceptible de ‘invención’ espontánea y distribuida por todo el planeta.
Sin embargo sí que hay alguien que ostenta de manera ‘oficial’ el título de ‘inventor’ de esta secuencia inversa, al menos en la historia de las producciones cinematográficas de ciencia ficción y de la aplicación de la misma a las expediciones al espacio, y no es otro que el célebre realizador Fritz Lang, director entre otras de ‘Metrópolis‘y ‘M, el vampiro de Düsseldorf‘, que en su película ‘Frau im Mond‘ (‘Mujer en la Luna’) de 1929 hace uso de la primera cuenta atrás asociada al despegue de un cohete.
Por este motivo, es considerado el ‘padre de la cuenta atrás‘ y creador de un sistema, al menos en lo relacionado con la carrera espacial, muy anterior incluso al nacimiento de la Nasa o cualquier otro programa o iniciativa astronáutica, que acabaron adoptando este ‘de X a 0’ como estándar para todos sus despegues.
Un uso anterior de esta secuencia no he encontrado, aunque hoy día es habitual en múltiples menesteres, desde los espaciales que hemos visto hasta las despedidas de fin de año, pasando por las detonaciones de bombas, juegos infantiles, concursos de televisión o inicio de carreras deportivas. Pero, vamos, que me sigo resistiendo a admitir la existencia de un inventor.
Pero es que yo siempre he sido muy descreído 😉
3 comentarios
[…] ¿Quién inventó la cuenta atrás? […]
Estaba a punto de decir que en “De la Tierra a la Luna” (1865), la célebre obra de Julio Verne, hay una cuenta regresiva que sería anterior a la que mencionas, pero luego de releer el libro en la parte correspondiente veo que, en realidad, los últimos cuarenta segundos antes del disparo del proyectil los cuentan algunas personas del público de manera ascendente, no descendente como creía recordar. A continuación, la transcripción del fragmento correspondiente:
“Murchison no quitaba el ojo de su cronómetro. Apenas faltaban cuarenta segundos para el instante señalado y cada segundo duraba un siglo. Cuando pasaron veinte hubo un estremecimiento universal. ¡La multitud tenía conciencia de que los audaces expedicionarios encerrados en el proyectil también estarían contando esos tremendos segundos! Oyéronse algunos gritos aislados:
– ¡Treinta y cinco! ¡Treinta y seis! ¡Treinta y siete! ¡Treinta y ocho! ¡Treinta y nueve! ¡Cuarenta! ¡Fuego!
En ese punto, Murchison, apretando con el dedo el interruptor del aparato, dio el contacto y lanzó la chispa eléctrica en el seno del Columbiad.
Una detonación espantosa, inaudita, jamás percibida por oídos humanos, de la que nada podría dar una imagen, ni el retumbar del trueno, ni el estrépito de las erupciones, se produjo de repente. Un inmenso haz de fuego surgió de las entrañas de la tierra como salido de un cráter. El suelo vibró en poderosa sacudida y apenas unas pocas personas alcanzaron a vislumbrar un instante el proyectil, que hendía los aires victoriosamente en medio de encendidos vapores.”
@Mauricio: gracias por el apunte!
Un saludo.