Google se ha alzado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2008. De entrada, nada que objetar, si hay alguien que haya contribuido a la comunicación en esta última década ha sido precisamente el buscador desarrollado por Larry Page y Sergey Brin, y posteriormente la multitud de servicios online que conforman hoy ya todo un emporio. De salida, debo mostrar mi contrariedad por el hecho de que haya sido ahora, cuando ya es un emporio, y no hace quizá cinco o seis años, cuando el buscador ya mostraba toda su potencia, pero aún se podía hablar de proyecto ‘romántico’. ¿Se ha premiado al emporio o a la herramienta de comunicación?
Es decir, que observo que los Príncipe de Asturias continúan en su línea de apostar a caballo ganador. Una línea mediática que lo acerca en obviedad y escaso interés a, por ejemplo, el Premio Planeta. Si el vencedor hubiese sido la Wikipedia que, a pesar de los lastres que arrastra (especialmente en su versión en español, que se conduce de forma bastante caprichosa), además de acumular méritos más que suficientes, aún es percibida por el internauta como una obra ‘romántica’ y colectiva, hubiese tenido alguna esperanza de un cambio para mejor, más audaz, menos previsible.
Pero esto es lo que hay. A Google lo que es de Google, y los premios, premios son.