¡A por la tasa Menéame!

30 de noviembre de 2012 a las 23:34h

SEO

He visto la luz! La ofensiva de los editores de diarios españoles y de buena parte del mundo para que Google pague una tasa por utilizar sus contenidos me ha abierto los ojos. ¡Yo también quiero cobrar de la tasa Google! ¿Y por qué parar ahí? ¡También de una tasa Menéame, Bitácoras, Twitter, Facebook, DivoBlogger, lectores de RSS, FlipBoard, Evernote, Pocket, Instapaper, Springpad, Zite, Pinterest, LinkedIn, splogs, Tumblr…! Vamos, de cualquier empresa o plataforma que reproduzca mis contenidos o sea susceptible de tal, ya sea con mi permiso o por su cuenta. ¡Stop al cachondeo! ¡Lo gratis se va a acabar!

Hago míos los argumentos del gremio de la comunicación tradicional:

Los motores de búsqueda de noticias están ocasionando “un indudable perjuicio económico” a la prensa (…) “Ponen en peligro la consolidación y el futuro de los diarios digitales, y por tanto el acceso de los ciudadanos a una información libre y de calidad en Internet”.


Y éstas son mis razones:

- Soy blogger desde hace ya casi 9 años y, desde entonces, he contribuido activamente a la generación de contenidos en la Red.

- Nadie se puede imaginar el esfuerzo que requiere el mantenimiento de un blog: horas y horas de búsqueda, documentación, enlaces, contraste de la información, escribir, diseñar, buscar plantillas, actualizar el CMS, quitar y poner widgets, darle al botón ‘publicar’…

- Este esfuerzo no es en absoluto recompensado económicamente, básicamente porque he renunciado a centrarme en ‘monetizar’ el blog. Pero eso es cosa mía, ‘política de empresa’, que diríamos, nada que nadie me pueda achacar.

- Mis posts circulan, en forma de extracto o completos, por todo tipo de redes y plataformas en la Web. Vale, que a la mayoría los mando yo mismo y a otros son los propios lectores los que lo hacen. Pero eso también es ‘política de empresa’, algo que nadie me puede censurar.

- Todas esas redes y plataformas son las que dan sentido y enriquecen el blog, bien a través de comentarios, redifusión, tráfico o audiencia. Pero ellas también se benefician porque se aprovechan de lo que les enviamos mis lectores o yo, haciendo negocio sin tino, y hasta ahora nunca me han dado ni las gracias.

- Los blogs, como los medios, atravesamos por una crisis “severa y prolongada”, producto fundamentalmente de nuestros propios errores. De hecho, se ha hecho hasta popular eso de que ‘los blogs han muerto’. Y alguien tiene que pagar por ello, pero seríamos tontos si fuésemos nosotros mismos los que cargáramos con las consecuencias de nuestras propias ‘políticas de empresa’.

- Los blogs son un bien cultural e informativo de primer orden, son ya un pilar también de la democracia, y los gobiernos han de protegernos como a cualquier otro de esos lobbies que no paran de llorar: industria cultural, banqueros, medios tradicionales…

- Y, por último, soy blogger y fui cantautor… ¡mucho cuidado conmigo!

Eso sí, adelanto que no pienso renunciar…

  1. a mantener el botón de suscripción RSS o por correo, para que cualquiera pueda seguirme
  2. a mantener el en el header ni el User-agent: * Disallow: en mi robots.txt, para que me puedan rastrear los buscadores
  3. a utilizar las técnicas SEO para posicionarme lo mejor posible en los resultados de búsqueda
  4. a aprovechar todas las herramientas que Google y otras empresas ponen a mi disposición gratuitamente para mejorar mi productividad y experiencia digital
  5. a mantener los iconos de redes sociales en la plantilla del blog, de otro modo sería imposible que la gente me localizara
  6. a mantener los botones de envío a Menéame, Bitácoras, DivoBlogger, Facebook, Twitter y Google+ en todos y cada uno de los posts que publico; si no, esto no se mueve
  7. a enviar yo mismo, qué diantres, todos y cada uno de mis posts a cualquier red social que se mueva, y a freír a mis seguidores continuamente con ‘un meneíto?’, ‘RT please’ ‘sígueme en’, ‘te gusta?’, ‘búscame en’…
  8. a hacer concursitos y promociones a través de los canales de social media
  9. Y, en fins, a nada que pueda perjudicar el crecimiento de mi ‘influencia’ y de mi audiencia, eso que permite que mi negocio prospere también en el nuevo modelo digital y que, vale, yo ignoro por ‘política de empresa’, pero que está ahí y que a nadie se le ocurra eliminar.

Por tanto, espero que el Gobierno, la UE o la ONU tomen buena nota de la injusticia y el despojo al que estoy y estamos siendo sometidos, y dé luz verde cuanto antes a nuestra lícita, sensata y legítima reivindicación: una tasa que nos permita cobrarles a aquellos de los que nos beneficiamos.

¡Ea! Que esto es propiedad intelectual y a ti te encontré en la Wikipedia.

Sobre el autor
Manuel M. Almeida
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