Increíble. No puede estar uno un par de días fuera porque van los de Google y se ponen a hacer de las suyas. Google, el grande, el fagocitador y el aspirante a suceder a Microsoft en lo que a monopolio geek se refiere ha comprado nada menos que FeedBurner, el mejor gestor de feeds de la Red, con el que trabajan todos los blogs y sitios que orbitan alrededor de Mangas Verdes y una gran cantidad de bitácoras del planeta. Bueno, la noticia es oficiosa, pero viniendo de donde viene, nadie la pone en duda. Así que, con las reservas lógicas en estos casos, el titular es el que les damos: Google acaba de comprar FeedBurner por 100 millones de dólares.
¿Buena o mala noticia? Pues la cosa tiene su miga y dos niveles de interpretación: puntual y global:
1) Puntual: si analizamos la adquisición de manera aislada, tendremos que convenir que, aunque aún habrá que darle tiempo al nuevo propietario para definir los planes que tiene para la herramienta, en principio las expectativas son halagüeñas. Si ya de por sí FeedBurner era líder en el ámbito de la sindicación, especialmente en la blogosfera, ahora las posibilidades se multiplican al cobijo del gigante de Internet. La mayoría de las opiniones que he leído dirigen su mirada hacia el sector publicitario, incipiente en FeedBurner pero muy desarrollado en Google. Sin embargo, estoy convencido de que ésta no será, ni mucho menos, la única vía de desarrollo. Las potencialidades de la herramienta son tales y los servicios blogosférico de los que se ha dotado la compañía, tantos, que aspectos como las estadísticas, el podcasting, el propio desarrollo del universo feed o la integración con otras plataformas pueden directamente entrar en una nueva dimensión.
2) Global: si integramos esta compra en la creciente expansión de Google por toda la Red, y especialmente por la blogosfera, la noticia puede ya no ser tan positiva. Comparto los temores de aquellos que comienzan a sentir el aliento de Google en su nuca. Las concentraciones excesivas nunca son buenas, salvo para quien concentra. Es lo que se llama monopolio, algo que suele hacer gracia al principio, pero que acaba siempre en desastre. El ciclo es casi siempre el mismo: una compañía alcanza un prestigio suficiente de cara a los usuarios y al mercado como para comenzar a absorber todo lo que se mueve a su alrededor, ya sean objetos de interés o competidores molestos. Gracias a ese prestigio, la compañía apenas encuentra obstáculos en su carrera hacia el control del sector. Una vez alcanzado, la dependencia de usuarios y mercado es máxima. Pero entonces casi siempre es demasiado tarde para reaccionar, y llegan los lamentos. Las preguntas serían: ¿estamos convirtiendo entre todos a Google en un monstruo, como en su momento pasó con Microsoft? ¿Es bueno o malo que Google acumule tanto poder? ¿Quedará vida en la Red después de Google?
Mi opinión es que sí, que habrá vida y que son muchas las fuerzas ajenas a Google, tanto grandes (Yahoo, Microsoft…) como relativamente pequeñas (software libre, desarrolladores independientes, la misma Red en sí), ejerciendo de contrapeso y, llegado al momento, dispuestas también a defender las esferas de libertad de las que ahora gozamos.
Claro, que todo esto te lo cuento tras cuatro días de fiebre. Así que seguro que tú tienes una opinión más lúcida.