
Hiroshima, un mes después del bombardeo.
“Una noche lluviosa, hace ahora ocho años, en Watertown (Massachusetts), un hombre paseaba a su perro. Sobre el bordillo, delante de la casa de un vecino, descubrió un montón de basura: viejos colchones, cajas de la cartulina, unas lámparas rotas… Entre la basura divisó una maleta estropeada. Se inclinó, le dio la vuelta e hizo reventar los cierres.
Se sorprendió al descubrir que la maleta estaba llena de fotografías en blanco y negro. Pero se asombró aún más al ver que eran imágenes de edificios devastados, vigas torcidas, puentes rotos… fotos de una ciudad aniquilada. Cerró rápidamente la maleta y regresó a casa con ella”.
Lo que Don Levy acababa de descubrir era nada menos que 701 fotografías de Hiroshima pertenecientes al archivo del US Strategic Bombing Survey (Análisis Estratégico de los Bombardeos USA), tomadas por Philip Morrison el 6 de septiembre de 1945, 31 días después del lanzamiento de la bomba atómica sobre la ciudad.
Fotografías que, salvo una pequeñíma parte, jamás fueron dadas a conocer debido al estricto código de censura impuesto por el Gobierno estadounidense sobre la nación derrotada a partir del 18 de septiembre de 1945: “No se imprimirá nada que pueda, directamente o indirectamente, perturbar la paz pública”. En otras palabras, nada que pueda revelar la proporción dantesca del crimen que se acababa de cometer.
La historia de cómo llegaron las fotos al bordillo de la calle por la que transitaba Levy es un tanto rocambolesca (un pintor la encontró en una casa que se había incendidado y se las regaló a un amigo, a la sazón vecino de Levy hasta el año 2000). Lo que sí podemos aportar con nitidez es la sensación que tuvo Morrison al sobrevolar aquella Hiroshima destruida:
“La ciudad no era más que enorme una cicatriz, plana, roja de herrumbre, nada verde o gris porque no había azoteas ni vegetación. Fui consciente en ese momento de que nada de lo que viera en el futuro podría impresionarme más”.
The New York Times
Puedes consultar la orden del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Japón y el análisis del peor ataque bélico de todos los tiempos en la biblioteca-museo Harry S. Truman.
Vía: Kottke
Actualización (10 nov-19.28 h): el enlace al artículo original ha dejado de funcionar, y en Menéame apuntan que han logrado leer lo siguiente antes del ‘cierre’:
“Since making these photographs publicly available, I have received reliable proof that several of these photos are actually of the 1923 Kanto earthquake. While I cannot speak for the entire collection, this evidence raises grave doubts about all of the photos”
“Tras publicar las fotografías, he recibido prueba fiables de que varias de ellas son, en realidad, del terremoto de 1923 en Kanto. Aunque no puedo decir si todas las fotos son del mismo suceso, las pruebas siembran la duda sobre ellas”
Así que, al final, aunque no está todo confirmado, puede que estemos ante un error.
Actualización (10 nov-20.16 h): El enlace vuelve a funcionar y no veo en el texto nada de lo que se comentaba en Menéame. Así que lo damos por bueno.