18% de las horas de trabajo en EE.UU. tendrán ayuda de IA para 2030, según el economista Ezra Karger

Según el economista Ezra Karger, más del 18% de las horas de trabajo en Estados Unidos contarán con ayuda de inteligencia artificial en 2030. Pero no hay que esperar una década los efectos ya están aquí.

10 de diciembre de 2025 a las 16:05h
el 95% de las empresas no obtiene rendimiento de la IA
el 95% de las empresas no obtiene rendimiento de la IA

Imagina una canción country que habla de caminos polvorientos, botas gastadas y amores perdidos. Suena auténtica, ¿verdad? Pues bien, la que ahora lidera las listas no la escribió un vaquero con historia, sino un algoritmo. 'Walk My Walk' de Breaking Rust es una creación de inteligencia artificial, y su éxito no es una anécdota es una señal de que algo profundo está ocurriendo en la economía, en el trabajo, en la música, en la energía, en todo.

La IA ya no es el futuro, es el presente

Según el economista Ezra Karger, más del 18% de las horas de trabajo en Estados Unidos contarán con ayuda de inteligencia artificial en 2030. Pero no hay que esperar una década los efectos ya están aquí. Un estudio reciente revela que los jóvenes de entre 22 y 25 años en profesiones más expuestas a la IA han visto caer su empleo un 13%. No es un golpe aislado. Es una transformación silenciosa, que avanza mientras muchos siguen creyendo que la IA es solo para escribir correos o generar imágenes raras.

Y sin embargo, la frontera entre lo humano y lo artificial se desdibuja cada día. Reuters asegura que el 97% de los oyentes no distingue si una canción fue compuesta por una persona o por una máquina. ¿Qué significa eso para el arte? ¿Y para el trabajo creativo, que siempre se consideró a salvo de la automatización?

El imperio de las siete magníficas

En Wall Street, la IA ya no es una promesa. Es el motor de ganancias. Las llamadas 'Siete Magníficas' Nvidia, Microsoft, Apple, Alphabet, Amazon, Meta y Tesla representan más de un tercio del valor del S&P 500. Sus gastos de capital superan los 110.000 millones de dólares por trimestre, triplicando lo que invertían hace apenas dos años. Casi dos de cada cinco dólares van a parar a Nvidia, comprando sus chips GPU el oro negro de esta nueva era.

El 80% de las ganancias de las acciones estadounidenses este año provienen de empresas de IA, según el columnista Ruchir Sharma. Noah Smith va más allá afirma que más de una quinta parte de todo el valor bursátil del S&P 500 pertenece solo a tres compañías, dos de las cuales apuestan fuertemente por la inteligencia artificial. ¿Estamos construyendo una economía sobre una base demasiado estrecha?

El gigantesco apetito energético de la IA

La inteligencia artificial no solo consume datos. Consume electricidad. Las facturas de luz en Estados Unidos han subido un 7% este año, y algunos comentaristas lo vinculan directamente con el auge de los centros de datos. Pero eso es solo el comienzo.

Sam Altman, CEO de OpenAI, anunció recientemente que la empresa quiere construir 250 gigavatios de nueva capacidad informática para 2033.

"Queremos construir 250 gigavatios de nueva capacidad informática para 2033" - Sam Altman, CEO de OpenAI

Esa cifra equivale a un tercio del consumo máximo actual de energía en todo Estados Unidos. El plan, según estimaciones, costaría más de 10 billones de dólares. ¿Quién pagará por esto? ¿Y quién lo permitirá?

OpenAI, demasiado grande para quebrar

OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, ha recibido 4.000 millones de dólares en préstamos bancarios. Ha firmado acuerdos de nube por 22.400 millones con CoreWeave y por 38.000 millones con Amazon Web Services. Además, ha acordado comprar chips personalizados de Broadcom. Pero aquí viene la paradoja sus ingresos anualizados superan los 13.000 millones, pero sus pérdidas en el último trimestre fueron de 12.000 millones. La empresa prevé alcanzar los 100.000 millones de dólares en ingresos para 2028, una cifra que parece ciencia ficción.

Y sin embargo, el mundo sigue apostando fuerte. Nvidia ofrecerá hasta cinco millones de sus chips a OpenAI a cambio de una inversión de hasta 100.000 millones de dólares en la empresa. Oracle, junto con SoftBank y MGX, anunció el Proyecto Stargate una inversión conjunta de 500.000 millones de dólares en infraestructura de IA. El destino de grandes empresas de semiconductores, cloud computing y sectores enteros de la economía estadounidense parece ligado a una sola startup. Como escribió 'The Wall Street Journal', OpenAI se ha convertido en esencialmente demasiado grande para quebrar.

¿Quién gana en esta carrera?

El mercado de la IA generativa se mueve a toda velocidad. Hace un año, OpenAI dominaba con el 86,6% de la cuota. Hoy, ese porcentaje ha caído al 72,3%. Google, con su modelo Gemini, avanza rápido. Anthropic, otra empresa de IA, ya supera a OpenAI en el segmento empresarial. Y cada semana, más de 18.000 millones de mensajes se envían a ChatGPT. ¿Es adicción? ¿Es dependencia? ¿O simplemente necesidad?

Y sin embargo, un estudio del MIT revela una verdad incómoda el 95% de las organizaciones no obtienen ningún rendimiento de sus inversiones en IA. Algunos empleados usan la IA para generar informes largos y vacíos, una verborrea bautizada por la Harvard Business Review como 'workslop'. La IA no siempre crea valor, a veces solo crea ruido.

China, la sombra que crece

Mientras Estados Unidos apuesta por consorcios masivos y acuerdos multimillonarios, otra potencia observa en silencio. Jensen Huang, CEO de Nvidia, no duda al pronosticar

"China va a ganar la carrera de la IA" - Jensen Huang, CEO de Nvidia

Ya hay empresas estadounidenses, como Airbnb, que están adoptando modelos chinos de IA por su bajo costo. La carrera no es solo tecnológica. Es geopolítica.

Mientras tanto, Oracle acumula deuda. Tiene 96.000 millones de dólares, frente a los 75.000 millones de hace un año. Morgan Stanley estima que podría alcanzar 290.000 millones en 2028. Su ratio deuda-capital es del 500%, muy por encima del 50% de Amazon o el 30% de Microsoft. Los precios de sus swaps de incumplimiento crediticio se han duplicado desde septiembre. ¿Qué pasa cuando la infraestructura de IA se construye sobre pilares tan frágiles?

¿Adónde vamos?

Estamos en medio de una revolución que no llega con manifiestos ni barricadas, sino con contratos de nube, chips GPU y listas de reproducción. La IA ya no es solo una herramienta. Es una fuerza económica, energética, cultural. Pero también es una burbuja que podría estallar, una promesa que aún no se cumple, un riesgo sistémico disfrazado de progreso.

Cada vez que usamos un chatbot, cada vez que escuchamos una canción generada por IA, cada vez que vemos una noticia sobre nuevos datos de inversión, estamos participando en algo mucho más grande. Y tal vez, sin darnos cuenta, estamos ayudando a construir un futuro que aún no entendemos del todo.

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