En los últimos años, la inteligencia artificial ha dejado de ser una promesa lejana para convertirse en el eje central de una carrera tecnológica sin precedentes. Billones de dólares fluyen entre gigantes del sector, mientras científicos, trabajadores y economistas se preguntan si estamos ante una revolución o una burbuja a punto de estallar. Lo que ocurre no es solo un avance técnico. Es una transformación que ya está moldeando economías, empleos y el propio tejido social.
Microsoft está inmerso en Open AI, una alianza que ha destinado 38.000 millones de dólares a Amazon Web Services para acceder a la infraestructura necesaria y al poder de cómputo de los chips de Nvidia. A su vez, Nvidia invierte 100.000 millones en Open AI. Este intercambio masivo de capital entre los mismos actores comienza a parecerse a una financiación circular, donde el dinero parece girar en una noria difícil de seguir.
"Lo primero que se mira para ver el valor una empresa es la facturación y los especuladores consiguen con eso una imagen de mayor poder" - Pedro Palos, catedrático en la Universidad de Sevilla
Para él, el crecimiento desmedido de estas compañías no se basa solo en resultados reales, sino en la percepción del valor. Y esa percepción se infla con inversiones que, en muchos casos, provienen de los mismos actores que se benefician del boom.
"Para avanzar como lo están haciendo necesitan grandes inversiones y, para lograrlo, engordan la magnitud y el volumen de negocio." - Pedro Palos
Hay una estrategia detrás hacer crecer las cifras para atraer más capital, aunque no haya un retorno tangible a corto plazo. Es un ciclo que recuerda a otras burbujas tecnológicas del pasado, como la de las puntocom a finales de los 90.
Dos centenares de científicos europeos han firmado una carta dirigida a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en la que acusan a las grandes empresas tecnológicas de exagerar las capacidades de la inteligencia artificial. Denuncian un lenguaje de marketing engañoso que alimenta una burbuja con fines comerciales, no científicos. No se trata solo de inflar expectativas. Se trata de moldear la opinión pública, las políticas regulatorias y los flujos de inversión.
"En lugar de abordar eficazmente los daños y evitar que las empresas exploten a los trabajadores y roben el trabajo creativo, la presidenta está promoviendo la burbuja de la IA que sirve a estas empresas."
Kris Shrishak, del Consejo Irlandés de Libertades Civiles, no se anda con medias tintas. Para él, la política europea está siendo arrastrada por un discurso tecnológico que ignora los riesgos reales la precarización laboral, la apropiación indebida de contenidos y la falta de regulación ética.
El Comité de Política Financiera del Banco de Inglaterra ya ha lanzado una advertencia hay un riesgo creciente de corrección repentina en el mercado. Observan cuellos de botella en cadenas de suministro clave energía, datos, materias primas.
La demanda de chips, centros de datos y electricidad está escalando a un ritmo insostenible. Y todo para alimentar modelos de IA cada vez más grandes, más hambrientos de recursos.
Al mismo tiempo, las grandes empresas están recortando plantillas. Amazon ha eliminado 14.000 puestos este año, 1.200 en España. IBM planea despedir a un pequeño porcentaje de sus 270.000 empleados. Meta recorta en su división de inteligencia artificial. Chegg prevé una reducción del 45 por ciento de su fuerza laboral. Salesforce ha despedido a 4.000 trabajadores del servicio al cliente. UPS, 48.000. Telefónica negocia un ERE para 5.000 empleados en España. La paradoja es evidente se invierten billones en IA, pero se despiden personas a gran escala.
Nishant Mehta, vicepresidente en una división de Amazon, defiende que estos ajustes no están directamente ligados a la IA. No está relacionado con la IA, dice. Asegura que se trata de mejorar la eficiencia y la toma de decisiones. Y aunque reconoce el escepticismo, lo ve como algo natural A veces es saludable y, a veces, paranoia. Pero insiste en que, mientras haya fundamentos comerciales sólidos, la compañía estará bien, pase lo que pase.
"La IA va a crear muchos más puestos de trabajo al final." - Nishant Mehta
Nishant Mehta, ve el futuro con empleos nuevos, más especializados, más productivos. Pero no todos comparten esa visión.
Sri Elaprolu, director del Centro de Innovación de IA generativa de AWS, también cree que el trabajo cambiará. La naturaleza del trabajo va a cambiar, afirma. Pero para él, el reto no es solo tecnológico, sino humano. Hay que aprender a usar la IA para liberar tiempo y enfocarse en tareas más valiosas.
"Pero tenemos que entender el valor de lo que se obtiene y el tiempo que libera para poder hacer un trabajo más importante y valioso." - Sri Elaprolu
Sri Elaprolu, apuesta por la adaptación. Para él, la preparación debe ser colectiva empresas, gobiernos, ciudadanos. Y el beneficio neto, dice, será positivo para la sociedad.
Debemos continuar mejorando nuestras habilidades, necesitamos continuar mejorando en el uso de la IA para asumir trabajos de mayor complejidad. La preparación es de vital importancia y comienza en todos los sectores de la sociedad, desde las empresas a los gobiernos locales. Todos tendrán que hacer su parte, colaborar y estar preparados para manejar esto porque el beneficio neto para la sociedad es mucho.
Pero Pedro Palos advierte de un peligro que va más allá de los despidos la concentración de poder. Los grandes están absorbiendo el mercado, y eso puede llevar a un oligopolio donde solo unos pocos decidan el rumbo de la tecnología. Nishant Mehta lo niega Creemos que hay espacio para que todos crezcan. Sri Elaprolu también lo rechaza al contrario, dice, la misión es dar herramientas a todos los clientes para que innoven de forma segura y rentable.
Entonces, ¿dónde está la verdad? ¿Estamos ante una revolución transformadora o ante un castillo de naipes a punto de caer? La inteligencia artificial puede hacer a las empresas más eficientes, más rentables. Pero, como advierte Palos, ¿quién va a comprar más productos si el poder adquisitivo de las familias sigue cayendo? No hay crecimiento sostenible si no hay consumidores con capacidad de compra.
Y si el exceso de producción se encuentra con una demanda estancada, lo que sigue es previsible despidos masivos, no solo en tecnología, sino en sectores enteros. La burbuja no explota solo con malas inversiones. También con un desajuste entre oferta y demanda. Entre promesas y realidad. Entre quienes ganan y quienes pierden.