La inteligencia artificial ya no se limita a responder preguntas o completar frases. Está empezando a actuar. A tomar decisiones. A moverse sola por los sistemas que alimentan nuestras empresas, nuestras ciudades, nuestros hogares. Y lo hace con una autonomía que apenas comenzamos a entender. Estamos entrando en la era de los agentes de IA, seres digitales que no solo piensan, sino que planifican, reflexionan, colaboran y actúan. Como si de un enjambre de abejas inteligentes se tratara, cada uno con una misión, pero todos tirando del mismo hilo.
El salto de la herramienta al actor
Hasta ahora, la IA ha sido una herramienta. Algo que usamos. Que consultamos. Que entrenamos para que nos ayude. Pero los agentes de IA ya no esperan a que les digamos qué hacer. Se anticipan. Se organizan. Toman decisiones. Y lo hacen sin intervención humana constante. Este cambio no es solo técnico. Es casi filosófico. Estamos pasando de tener asistentes digitales a tener colaboradores autónomos.
"Implica razonamiento, observar lo que sucede y actuar sin involucrar a un humano"
- Vishal Sharma, vicepresidente de inteligencia artificial general de Amazon
Imagina un agente encargado de gestionar el inventario de una farmacia. No solo revisa los niveles de stock. Detecta que un medicamento escasea, consulta proveedores, negocia tiempos de entrega, ajusta pedidos de otros productos para compensar y notifica al responsable solo si hay un conflicto serio. No espera órdenes. Actúa como un profesional con experiencia, pero a la velocidad de la luz.
Agentes que piensan, aprenden y fallan
Lo más disruptivo no es que hagan tareas. Es cómo las hacen. Los nuevos agentes pueden planificar, evaluar su propio progreso y corregir errores en tiempo real. Son capaces de descomponer un problema complejo en pasos lógicos, reflexionar sobre si van bien encaminados y ajustar el rumbo. No son programas lineales. Son más cercanos a mentes en entrenamiento.
"El primero es que los agentes pueden planificar, asumir un problema complejo y hacer un plan para resolverlo"
- Ted Way, vicepresidente y director de producto de SAP
Pero esta autonomía trae consigo una pregunta incómoda ¿y si se equivocan? ¿Y si toman decisiones que escapan a nuestro control? Aquí es donde entra en juego la gobernanza. No basta con que funcionen. Hay que saber qué hacen, por qué lo hacen y cómo llegaron a esa conclusión. La observabilidad, esa capacidad de seguir sus razonamientos, se convierte en una necesidad ética y operativa.
"Es necesario saber qué hicieron"
- Rahul Pathak, vicepresidente de datos, inteligencia artificial y aprendizaje automática en AWS
Y eso requiere cambiar también nuestra forma de trabajar. Pathak lo dice con claridad quizás haya que dar un paso atrás para aprender nuevos hábitos. No se trata de reemplazar a las personas, sino de reinventar los procesos. La pregunta ya no es si un agente puede hacer mi trabajo, sino cómo puede transformar mi trabajo.
El enjambre inteligente
Uno solo es útil. Muchos juntos son revolucionarios. Los agentes no están diseñados para actuar en soledad. Pueden coordinarse entre ellos, compartir información, delegar tareas, como un equipo humano altamente sincronizado. Andy Tay, de Accenture, lo compara con un enjambre de abejas cada uno tiene una función, pero todos convergen hacia un objetivo común.
"La red de IA permite que los agentes trabajen juntos en una misión como un enjambre de abejas todas realizan tareas individuales, pero hacia un objetivo común"
- Andy Tay de Accenture
Este modelo abre la puerta a sistemas que pueden gestionar cadenas de suministro enteras, orquestar campañas de marketing multicanal o coordinar el servicio al cliente en tiempo real, integrando datos estructurados y no estructurados. Ventas, marketing, recursos humanos, finanzas… todo puede unirse y funcionar. No como silos separados, sino como un organismo vivo.
Cuidado con los superpoderes
Pero con gran poder viene una gran responsabilidad. Y los agentes ya están rozando niveles de autonomía que podrían volverse peligrosos si no se regulan. ¿Qué pasa si un agente accede a datos sensibles sin autorización? ¿Y si toma decisiones con consecuencias éticas o legales? Accenture advierte tenemos que asegurarnos de que los agentes no tengan más permisos que nosotros.
"Tenemos que ser muy cuidadosos para que los agentes no tengan más permisos que yo y asegurarnos de que usamos los datos de manera correcta y responsable
"
Y hay más. Un modelo desarrollado por la IA china DeepSeek ha descubierto una técnica avanzada de reconocimiento óptico de caracteres que permite a las máquinas "leer" imágenes como si fueran texto. Esto no solo mejora el procesamiento de datos. Dota a la IA de una memoria más rica y eficiente, reduciendo la potencia de cálculo necesaria. Es un salto en la evolución de la inteligencia artificial, pero también un recordatorio mientras unos avanzan en capacidades, otros pueden usarlas con fines maliciosos.
De hecho, Anthropic, una empresa de investigación de IA en Estados Unidos, ha detectado el primer caso documentado de un ataque cibernético a gran escala sin intervención humana. Un grupo supuestamente patrocinado por el Estado chino habría utilizado sistemas autónomos para infiltrarse en redes. Si esto se confirma, estamos ante un antes y un después en la seguridad digital.
La IA ya está entre nosotros
Mientras los expertos debaten sobre el futuro, la realidad es que la IA ya está aquí. En España, entre el 62% y el 72% de la población la utiliza en su vida diaria. Dos de cada tres hacen un uso básico, pero el resto ya interactúa con sistemas avanzados. En las empresas, la adopción es masiva los agentes ya están en el 61% de las tareas. Pero hay un problema grave. La mayoría de las compañías no tienen un marco claro para gestionarlos. No hay gobernanza, no hay normas. Se están lanzando al río sin saber nadar.
Los sectores que más avanzan son energía, servicios públicos, formación, seguros y banca. En servicios financieros, por ejemplo, ya se usan agentes para atender clientes (70%), detectar fraudes (64%), tramitar préstamos y siniestros (61%) o incorporar nuevos clientes (59%). En el sector farmacéutico, el 73% de los altos ejecutivos ya están probando o implementando proyectos de IA agéntica.
El futuro no espera
¿Hacia dónde vamos? Matt Garman, consejero delegado de AWS, lo tiene claro esto será lo más disruptivo que hayamos visto. No se parece a nada anterior. Vishal Sharma añade que los agentes ganarán en memoria, en fiabilidad, en capacidad de interactuar. Y Rahul Pathak lanza una advertencia esperanzadora solo estamos rascando la superficie.
"Estamos rascando la superficie. Dentro de 12 meses vamos a ver un cambio exponencial"
- Rahul Pathak, AWS
En un año, podríamos tener agentes que conozcan nuestros gustos, hábitos y necesidades tan bien como un humano. Que anticipen nuestras decisiones. Que colaboren entre ellos para resolver problemas que ni siquiera sabíamos que teníamos. La pregunta no es si la IA va a cambiar el mundo. Es cómo queremos que lo cambie.