87% a 74%: OpenAI pierde tracción en tráfico de IA generativa en un año

Google no hizo ruido. Durante meses, casi parecía ausente en la carrera de la inteligencia artificial conversacional. Mientras OpenAI lanzaba versiones, actualizaciones y nuevas funciones a un ritmo vertiginoso, Google observaba

19 de diciembre de 2025 a las 17:05h
google supera a chatgpt en razonamiento y programación
google supera a chatgpt en razonamiento y programación

El lunes, algo cambió en las entrañas de OpenAI. Sin hacer ruido, Sam Altman convocó a sus equipos y lanzó una alerta interna código rojo. No es una metáfora bélica ni una escena de película. Es la señal que utiliza la compañía para decirle al mundo y sobre todo a sí misma que el suelo tiembla bajo sus pies. A partir de ese momento, todo gira en torno a un solo objetivo mejorar ChatGPT. Nada más importa. Ni los dispositivos de inteligencia artificial que soñaban presentar en 2026. Ni los experimentos más arriesgados. Solo eso. Porque alguien ha llegado a la meta antes de lo esperado.

El silencio de Google que rompió todo

Google no hizo ruido. Durante meses, casi parecía ausente en la carrera de la inteligencia artificial conversacional. Mientras OpenAI lanzaba versiones, actualizaciones y nuevas funciones a un ritmo vertiginoso, Google observaba. Estudiaba. Ajustaba. Y entonces, sin previo aviso, presentó la nueva versión de Gemini. No fue un paso. Fue un salto. De pronto, los indicadores del sector mostraron lo impensable Gemini superaba a ChatGPT en casi todos los aspectos. Razonamiento, programación, integración con otras herramientas. En el ecosistema Google, todo encaja. Y eso, en tecnología, es una ventaja brutal.

"Google estaba en silencio, y en cuanto ha podido ha comenzado a adelantar a OpenAI por la derecha" - José Luis Casal, analista de negocio digital

Cuando OpenAI lanzó lo que llamó GPT 5.1 el 12 de noviembre, no fue solo por orgullo tecnológico. Fue una reacción. Un intento de marcar territorio antes de que Google diera el golpe definitivo. Y lo hizo. Porque mientras todos miraban hacia San Francisco, Mountain View estaba afinando el cuchillo.

La guerra no es solo de algoritmos, es de presupuestos

La inteligencia artificial no se construye con código solo. Se construye con dinero. Mucho dinero. OpenAI sabe que su cuenta corriente no aguanta eternamente este ritmo. Según datos recientes, la compañía podría acumular pérdidas operativas de hasta 74.000 millones de dólares en 2028. Sí, cientos de miles de millones. Y no verá beneficios hasta 2030. Es una apuesta a largo plazo, sí, pero también una carrera contra el tiempo.

Google, en cambio, acaba de cerrar un trimestre con ingresos que superan por primera vez los 100.000 millones de dólares. Su beneficio neto creció un 33% en un año. Y planea invertir hasta 93.000 millones en capital este año. Tener liquidez en esta guerra es como tener municiones en medio de un campo de batalla. Y Google no solo tiene. Tiene de sobra.

"Google también apretó el 'botón rojo' en 2022 cuando se lanzó ChatGPT, pero apostó por ir mucho más lento y seguro" - Luis Martín, jefe de soluciones de IA de Llorente y Cuenca

El enfoque de Google fue distinto desde el principio. No quería ser el primero. Quería ser el mejor. Y mientras OpenAI se jugaba la reputación con lanzamientos rápidos, Google estaba integrando su IA en Gmail, Drive, Maps, Android. No es solo un chatbot. Es un asistente que vive dentro de tu día a día.

Los números no mienten

En octubre de 2024, OpenAI dominaba el 87% del tráfico en IA generativa. Era el rey indiscutible. Un año después, ese porcentaje ha bajado al 74%. No es un desplome, pero sí una señal clara el trono no está tan seguro. Gemini, que apenas tenía el 6% en ese momento, ahora ocupa el 13%. Y eso no se mide en puntos porcentuales. Se mide en millones de personas que han cambiado de herramienta.

Y luego están los usuarios. Google anunció hace poco que su IA ya alcanza los 800 millones de usuarios semanales. Desde los 650 millones de activos mensuales en octubre, el salto es brutal. No son pruebas ni experimentos. Son personas reales, usando la tecnología todos los días, integrándola en su trabajo, en sus estudios, en sus decisiones.

La próxima vuelta de tuerca

Se espera que OpenAI lance una nueva versión de ChatGPT la semana que viene. Será más rápida, más precisa, más capaz. Al menos eso esperan. El objetivo es claro superar a Gemini 3 en capacidad, aunque sea por un margen estrecho. Porque en esta carrera, medio punto de diferencia puede significar millones de usuarios.

Y así, una y otra vez. Luis Martín lo resume con una previsión que suena a realidad pronto entraremos en una etapa en la que cada pocos meses, una de estas empresas volverá a apretar el botón rojo. No por emergencia. Por estrategia. Por supervivencia.

"Entraremos en una nueva etapa en la que, cada poco tiempo, cada una de las empresas comience a 'apretar botones rojos' para mantenerse en la carrera" - Luis Martín, jefe de soluciones de IA de Llorente y Cuenca

No se trata ya de quién tiene la mejor tecnología. Se trata de quién puede mantener el ritmo, quién tiene los nervios más templados y los bolsillos más profundos. Y quizás, también, de quién entienda mejor cómo la gente vive, trabaja y piensa. Porque al final, la inteligencia artificial no ganará por ser más inteligente. Ganará por ser más humana. Y eso no se programa en un día.

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