En medio del estruendo de promesas, algoritmos y gigavatios, Amazon ha vuelto a subir el volumen en la carrera por el corazón de la inteligencia artificial. Durante su evento anual reInvent 2025, la compañía desveló un nuevo chip diseñado para entrenar modelos de IA, el Trainium 3, que promete no solo velocidad, sino eficiencia en un momento en que el coste energético de la inteligencia artificial comienza a pesar tanto como su potencia computacional.
Según la empresa fundada por Jeff Bezos, los servidores con estos nuevos chips son cuatro veces más rápidos y consumen mucha menos energía que los de la generación anterior. Es un salto que no se mide solo en operaciones por segundo, sino en centros de datos que no colapsan, en facturas eléctricas que no se disparan, en un planeta que ya no puede permitirse IA derrochadora.
Y eso no es todo. Amazon ya está trabajando en el Trainium 4, cuyo lanzamiento aún está por venir. Pero lo que llama la atención es una declaración clave será compatible con los chips de Nvidia. Una alianza implícita en un mundo donde las grandes tecnológicas construyen sus propios silos. ¿Un guiño a la interoperabilidad? ¿O una estrategia para ganar adeptos en un ecosistema dominado por el gigante de los GPUs?
"Los servidores con Trainium 3 son cuatro veces más rápidos y más eficientes energéticamente que los de la generación anterior" - Amazon Web Services
La guerra de los chips no es solo técnica, es política
Detrás de cada transistor hay una ambición no depender. Alphabet ya tiene su TPU Ironwood de séptima generación y no solo lo usa internamente. Está negociando suministrar miles de millones de dólares en sus procesadores a Meta, una alianza que podría cambiar el tablero. También firmó un acuerdo multimillonario con Anthropic, una de las estrellas emergentes en el campo de los modelos de lenguaje.
Microsoft, por su parte, mira al futuro con ojos de independencia. Aspira a dejar de lado los chips de Nvidia y confiar en sus propios diseños personalizados. Es como si cada gigante tecnológico estuviera construyendo su propio motor, su propia gasolina, su propia autopista.
En este contexto, Amazon no solo compite en prestaciones. Compite en infraestructura, en escalabilidad, en acceso. Y lo hace apostando por múltiples frentes desarrollo interno, alianzas estratégicas y una inversión brutal en capacidad física.
50.000 millones de dólares para el futuro del Estado
La semana pasada, Amazon anunció una inversión de hasta 50.000 millones de dólares para expandir su infraestructura de IA y computación de alto rendimiento destinada a las agencias federales de Estados Unidos. No es una cifra cualquiera. Es equivalente al presupuesto anual de algunos países medianos. Y todo para dotar al gobierno estadounidense de herramientas de vanguardia.
El plan incluye la construcción de cerca de 1,3 gigavatios de capacidad adicional en centros de datos. Para hacerse una idea, un gigavatio puede alimentar a unos 750.000 hogares. Esto no es solo tecnología. Es energía, es territorio, es soberanía digital.
AWS ofrecerá a las agencias públicas su propia familia de herramientas de IA, los productos de Anthropic y chips de Nvidia y de su división interna. Una oferta híbrida que refleja la realidad actual nadie tiene todas las piezas del rompecabezas.
Sony, Adobe y la IA como aliada creativa
Mientras los gigantes duelen por el poder computacional, otras empresas ya están usando esa potencia para transformar su oferta. Sony Group anunció que está construyendo su Plataforma de Interacción de Sony con los servicios de IA de AWS. El objetivo es claro acelerar el uso empresarial de la inteligencia artificial en electrónica, videojuegos, música, cine y animación.
Imaginemos un videojuego que se adapta en tiempo real al estado de ánimo del jugador, o una banda sonora que se genera mientras miras una escena inédita. Sony ya no habla de IA como una herramienta técnica. Habla de Kando, un término japonés que evoca emociones profundas, conmoción estética. La IA ya no solo procesa datos. aspira a tocar el alma.
Por su parte, Adobe y Amazon han anunciado que profundizan su colaboración. Usarán la infraestructura de AWS para innovar más rápido, desde el entrenamiento de modelos de IA generativa hasta la implementación de agentes de IA que interactúan con los usuarios.
"Esta colaboración aprovecha la infraestructura de AWS para ayudar a nuestros equipos a innovar aún más rápido" - Adobe y Amazon, comunicado conjunto
No se trata de reemplazar al artista, sino de amplificar su voz. Un diseñador que en minutos genera cien variaciones de un cartel. Un editor de video que corrige colores con una frase. La creatividad se democratiza, pero también se industrializa.
¿Quién controla el futuro?
Los anuncios de Amazon no son solo técnicos. Son geopolíticos, económicos, culturales. Cada nuevo chip, cada centro de datos, cada alianza, redefine quién tiene el poder de entrenar, decidir y escalar.
La IA ya no es un experimento de laboratorio. Es una infraestructura crítica. Y como el agua, la electricidad o las carreteras, su control determinará quién dicta las reglas del juego en las próximas décadas.
Y mientras tanto, en algún lugar, un servidor con un chip Trainium 3 procesa millones de datos para que mañana, tu música, tu película, tu gobierno, tu mundo, sea un poco más rápido, un poco más eficiente, y quizás, un poco menos humano.