En un mundo cada vez más dominado por algoritmos, pantallas y respuestas instantáneas, una voz clara y serena se alzó en Berlín durante el Cuarto Congreso Europeo de Evangelismo. Will Graham, nieto del legendario predicador Billy Graham, no dudó en trazar una línea firme entre la tecnología y la espiritualidad. Un pastor, afirmó, nunca debería usar inteligencia artificial para escribir un sermón. Ese momento, esa lucha, debe ser entre él y Dios.
El 2 de septiembre de 2025, más de mil líderes evangélicos de más de 55 países se reunieron en la capital alemana para reflexionar sobre el presente y el futuro del evangelismo en un continente cambiante. Will Graham, con una trayectoria marcada por la sencillez y la fidelidad al mensaje bíblico, compartió su visión desde la experiencia, no desde la teoría. Hasta la fecha, su labor en Europa ha estado centrada principalmente en el Reino Unido, donde ha trabajado en iglesias locales y participado en eventos de evangelización urbana. Solo en contadas ocasiones ha estado al frente de grandes proyectos Thurrock, dos ciudades en Escocia y Oporto. Pero en todos ellos, algo se repite.
La diversidad como señal de esperanza
Donde sea que esté, siempre es asombroso ver a quién trae Dios. Esta frase, dicha con una mezcla de asombro y humildad, revela una verdad profunda el evangelio no discrimina. No elige barrios, clases sociales o culturas. Atraviesa fronteras invisibles y llega a quienes están dispuestos a escuchar, sin importar el contexto. Al comparar sus experiencias en Europa y África, Graham destacó cómo en cada lugar, Dios elige personas diferentes, pero con el mismo hambre de sentido.
La necesidad de una proclamación evangelística audaz y bíblica es hoy la misma si no mayor que en la época de mi abuelo. Esta afirmación no es una nostalgia, sino un diagnóstico. En tiempos de aparente saturación informativa, donde todo parece decirse y desdoblarse en segundos, el mensaje central del cristianismo sigue siendo escasamente proclamado con claridad. Y cuando se hace, a menudo se diluye. Graham no busca un evangelio modernizado, sino un evangelio fiel. Predicar el evangelio claramente e invitar a la gente a tomar una decisión por Cristo. Esa es la meta, aunque su estilo no imite al de Billy Graham.
Tecnología herramienta, no sustituto
- La tecnología ha sido de gran ayuda para difundir el evangelio.
- Pero también puede convertirse en un obstáculo.
- La clave está en usarla sabiamente.
- Nunca permitir que reemplace el mensaje del evangelio.
Estas palabras resumen una postura equilibrada y profundamente humana. Las redes sociales, los videos, las apps de estudio bíblico todo puede servir. Pero nada debe ocupar el lugar del encuentro personal con la Palabra, ni del momento en que un predicador se arrodilla ante el texto sagrado preguntándose, de verdad, ¿Qué quieres que diga a Tu gente? Un sermón no es contenido, es convicción. No se genera en un servidor, sino en la oración, en la lucha interior, en el clamor por entender lo que Dios quiere decir en un tiempo determinado.
Madrid, un punto de inflexión
En mayo de 2026, Madrid será sede del Festival de la Esperanza, un evento organizado por la Billy Graham Evangelistic Association (BGEA). Será un momento histórico. Es uno de los países que mi abuelo Billy Graham nunca visitó. Esa ausencia, lejos de ser un dato anecdótico, carga simbología. Es como si el legado familiar llegara ahora, en un momento distinto, con una generación nueva, a un lugar que aún no había escuchado la voz directa de los Graham.
Will Graham confesó que nunca ha estado en España. No tiene experiencia directa, pero sí una percepción la gente española siempre es animada y acogedora. Y eso, en el fondo, es un buen comienzo. El evangelismo no empieza con grandes estructuras, sino con relaciones. Hay mucha expectativa sobre lo que Dios hará. Esta frase no suena a optimismo ingenuo, sino a fe entrenada. Fe que ha visto cómo multitudes responden en ciudades tan distintas como Glasgow, Oporto o Johannesburgo.
Además, será la segunda vez que su padre visite España, lo cual también marca un antes y un después. No se trata solo de un evento religioso, sino de un encuentro generacional, de continuidad y misión. La BGEA no busca repetir el pasado, sino continuar una tradición de proclamación clara, centrada en Cristo, con invitación concreta al cambio de vida.
El alma detrás del mensaje
En tiempos donde la velocidad parece ser la única medida del éxito, Will Graham nos recuerda que hay procesos que no se automatizan. La preparación de un sermón no es un trámite. Es una batalla espiritual. Es una conversación con lo eterno. La IA no puede reemplazar eso. Y en ese no poder, está la esperanza. Porque si todo pudiera hacerse con una máquina, entonces el corazón humano ya no tendría lugar. Pero sigue teniéndolo. Y mientras lo tenga, seguirá habiendo pastores que se levanten cada mañana preguntándose, antes que nada, qué quiere Dios decirle a su pueblo.