Cada año, millones de personas en España se preparan para una de las temporadas más intensas del mercado laboral el Black Friday. No solo se trata de descuentos y compras compulsivas, sino también de una avalancha de contrataciones. Este año, según estimaciones de Randstad, se crearán alrededor de 110.000 empleos temporales. Pero mientras las tiendas se llenan de productos y los almacenes de cajas, algo más está cambiando en el proceso de contratación. Detrás de las pantallas, en los servidores de las empresas, una nueva clase de entrevistador está tomando el micrófono. No tiene rostro, pero sí voz. No siente nervios, pero sí sabe hacer preguntas. Se llama María.
María no es humana, pero habla como si lo fuera
María es un bot de inteligencia artificial desarrollado por la empresa Orbio. No es una grabación automática ni un menú telefónico frustrante. Es capaz de mantener conversaciones, formular preguntas, escuchar respuestas y tomar decisiones. Simula el flujo natural de una entrevista laboral. Y no está sola. Una de cada dos empresas españolas ya utiliza inteligencia artificial en algún punto del proceso de selección de personal, según un estudio de Infojobs. Desde el análisis de currículos hasta entrevistas iniciales, la IA está dejando su huella en cómo se elige quién entra y quién se queda fuera.
"La preparación para acceder a un empleo cambia bastante si interviene esta tecnología" -
Mario García, estudiante de ingeniería informática
Mario García, de 21 años, lo tiene claro. Prepararse para una entrevista con una máquina no es igual que hacerlo frente a una persona. La naturalidad, la empatía, el contacto visual, la posibilidad de corregir un malentendido con una sonrisa todo eso desaparece. "La conversación con una persona resulta más fluida y me genera más confianza", dice. Para él, las máquinas no solo cambian el formato, sino el tono emocional del proceso.
¿Puede una máquina leer entre líneas?
Irene Martínez, estudiante de enfermería, coincide en que algo se pierde cuando la IA entra en escena. "No tiene la capacidad de evaluar la comunicación no verbal o las emociones que se pudieran transmitir", señala. Y añade un temor más profundo que los algoritmos estén programados para seleccionar perfiles muy concretos, con patrones predefinidos de éxito, y que esa rigidez deje fuera a personas talentosas pero diferentes.
"Para evaluar las aptitudes humanas siempre será mejor una persona"
- Irene Martínez, estudiante de enfermería
Su preocupación no es aislada. Un estudio global de Hirevue realizado con más de 4.000 personas revela que el 66% de los encuestados en todo el mundo se opone a que la inteligencia artificial tome la decisión final sobre quién debe ser contratado. Los números hablan de una desconfianza arraigada no es solo que la IA sea nueva, es que muchos creen que ciertas decisiones humanas no deberían ser delegadas a una máquina.
La eficiencia frente a la ética
Las empresas, sin embargo, ven ventajas claras. Adrián Gómez, director nacional de Randstad Digital, destaca que los tiempos de contratación se reducen hasta en un 50%. El ahorro de costes, entre el 15% y el 30%, es difícil de ignorar. "No he prescindido de absolutamente de nadie, al revés, hemos contratado a más trabajadores, pero realizan funciones más estratégicas", explica. La idea es que la IA no elimina empleos, sino que los transforma. Automatiza lo repetitivo para liberar tiempo a los humanos.
Pero no todos ven esta transición con optimismo. José Varela, responsable de IA y Digitalización de UGT, advierte que esta tecnología "puede destruir la mayor parte del empleo en los departamentos de recursos humanos". El argumento es directo si ahorra dinero y escala rápidamente, las empresas tendrán incentivos para reducir plantillas. Y aunque se diga que los humanos pasan a tareas más valiosas, no está garantizado que esas tareas se creen a la misma velocidad que desaparecen las anteriores.
"Puede destruir la mayor parte del empleo en los departamentos de recursos humanos"
- José Varela, responsable de IA y Digitalización de UGT
Y hay otra capa más oscura. Tras pedir a numerosas empresas que informen sobre su uso de la IA, UGT ha descubierto que casi ninguna realiza auditorías ni rinde cuentas sobre cómo funciona esta tecnología. No se sabe qué datos se recogen, cómo se analizan ni qué sesgos podrían estar incorporados en los algoritmos.
¿Dónde están las reglas?
El estudio de Infojobs revela un dato alarmante el 56% de las empresas que usan inteligencia artificial en selección no tienen una política clara que defina su uso. Y un 22% no se limita a los procesos de contratación, sino que extiende su uso a otros ámbitos laborales. Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de Infojobs, insiste en que se deben respetar "una serie de implicaciones éticas, de privacidad y de seguridad".
"Se deben respetar una serie de implicaciones éticas, de privacidad y de seguridad"
- Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de Infojobs
Joseph Nava, consultor especializado en IA, va más allá "Se debe garantizar que siempre haya una persona que controle lo que hace la máquina". Y los candidatos, subraya, "deben ser informados de que esta tecnología será empleada para valorar su candidatura". Transparencia, en otras palabras, no es un lujo. Es una exigencia ética.
La IA como espejo
No todo es riesgo. La IA también puede ser una herramienta de inclusión. Puede ayudar a mejorar currículos, a detectar talento en perfiles subrepresentados, a dar visibilidad a personas que antes pasaban desapercibidas. Adrián Gómez apunta que permite a los candidatos "ensalzar sus virtudes" y competir en igualdad de condiciones. Mónica Pérez incluso sugiere que se puede usar para redactar cartas de motivación o pulir un CV.
"La inteligencia artificial sirve como una herramienta para buscar talento"
- Sara Álvarez, directora de atracción de talento de Adecco
Pero también es un espejo. Lo que refleja no es solo eficiencia, sino las prioridades de quienes la diseñan y la usan. Si no se regula, si no se audita, si no se supervisa, puede reforzar sesgos, eliminar matices humanos y acelerar una despersonalización que ya muchos sienten en su vida laboral.
El futuro del trabajo no es solo técnico, es humano
El informe de McKinsey publicado hace apenas dos semanas revela que el 30% de los trabajadores creen que la IA reducirá las plantillas en sus empresas. En áreas como marketing y ventas, ese porcentaje sube al 39%. Raquel Boto, de CC OO, lo tiene claro "El uso de esta tecnología tiene que respetar todos los derechos laborales y no reducir el número de trabajadores".
La paradoja es evidente. La inteligencia artificial promete hacer el proceso de contratación más rápido, más justo, más escalable. Pero también puede hacerlo más frío, más opaco, más inhumano. La pregunta no es si la IA va a transformar el mercado laboral. Eso ya está ocurriendo. La pregunta es qué tipo de humanidad queremos preservar en medio de esa transformación.
María, el bot que entrevista, no siente ansiedad. Pero quienes responden sus preguntas sí. Y tal vez, en ese contraste, esté el verdadero desafío no diseñar máquinas que imiten a las personas, sino sistemas que respeten lo que las personas tienen de irrepetible.
- El 48% de las empresas que usan IA en selección la emplean para buscar candidatos.
- Cuatro de cada diez la usan para el primer cribado de currículos o para analizar aptitudes.
- Un 56% de las empresas no tiene una política que defina el uso de inteligencia artificial.
- El 66% de los encuestados a nivel global rechaza que la IA tome decisiones finales sobre contratación.
El Black Friday genera empleo. Pero también acelera una pregunta que ya no podemos posponer ¿quién elige a los trabajadores del futuro, las máquinas o los humanos? Y más importante aún ¿quién vigila a las máquinas que eligen?