"Crea la ilusión de progreso" o cómo la IA usada como muleta está generando workslop en oficinas

Según una investigación conjunta de BetterUp Labs y el Stanford Social Media Lab, al 40% de los trabajadores de oficina en EEUU les toma en promedio 2 horas descifrar y corregir cada archivo intervenido por la IA

29 de septiembre de 2025 a las 07:45h
el 40 de los empleados gasta 2 horas corrigiendo
el 40 de los empleados gasta 2 horas corrigiendo

En las oficinas modernas, la inteligencia artificial ha pasado de ser una promesa futurista a una presencia constante en el día a día laboral. Sin embargo, su integración no siempre se traduce en eficiencia. Cada vez más, los empleados se enfrentan a una nueva forma de trabajo vacío conocido como workslop, un término que describe documentos generados por IA sin sustancia real, enviados para aparentar productividad. Este fenómeno no solo diluye la calidad del trabajo, sino que también genera costos ocultos que las empresas apenas están comenzando a comprender.

Según una investigación conjunta de BetterUp Labs y el Stanford Social Media Lab, al 40 por ciento de los trabajadores de oficina en Estados Unidos les toma en promedio dos horas descifrar y corregir cada archivo intervenido por inteligencia artificial. Estos tiempos adicionales, acumulados mes tras mes, se convierten en una carga significativa. El estudio estima que el coste mensual extra por empleado debido al workslop asciende a 186 dólares. En una empresa de 10,000 personas, esto equivale a una pérdida anual de nueve millones de dólares en productividad. Una cifra que no refleja innovación, sino ineficiencia disfrazada de avance tecnológico.

El workslop no surge de la nada. Nace cuando la IA se utiliza como muleta en lugar de como herramienta de colaboración. BetterUp Labs lo describe con claridad Crea la ilusión de progreso. Se propaga cuando la IA se convierte en muleta en lugar de herramienta de colaboración. Cuando los líderes organizacionales impulsan el uso de IA en todas partes y todo el tiempo, transmiten un mensaje confuso. Los empleados interpretan que cualquier contenido generado por IA es válido, sin importar su calidad o pertinencia. El resultado es un ciclo de copiar, pegar y enviar sin verificar, incluso cuando la tarea requiere pensamiento crítico, creatividad o conocimiento contextual que la IA no puede proporcionar.

Una encuesta realizada a 1,150 empleados de tiempo completo en Estados Unidos reveló que el 40 por ciento ya ha tenido que lidiar con documentos de este tipo. Más preocupante aún, el 16 por ciento de esos archivos provino directamente de gerentes o directivos. Este dato sugiere que la presión por demostrar resultados rápidos no solo viene de abajo, sino que muchas veces es impulsada desde los niveles más altos de la organización. Las empresas tecnológicas y de servicios profesionales son las más afectadas, sectores donde la comunicación escrita y la toma de decisiones basadas en análisis son fundamentales.

El impacto del workslop va más allá de las horas perdidas. Tiene consecuencias en la percepción del desempeño individual. El 50 por ciento de los encuestados consideró que quienes envían documentos generados por IA son menos creativos, capaces o confiables. El 37 por ciento los vio como menos inteligentes y el 33 por ciento afirmó que preferiría no volver a colaborar con ellos. Estos juicios no solo erosionan la reputación profesional, sino que también socavan la confianza dentro de los equipos, un recurso intangible pero esencial para el funcionamiento saludable de cualquier organización.

IA como colaboradora, no como atajo

El problema no es la inteligencia artificial en sí, sino cómo se la utiliza. El laboratorio de BetterUp señala que la IA generativa no es apropiada para todas las tareas, ni puede leer la mente. Esperar que una herramienta resuelva todo sin supervisión humana es un malentendido fundamental. La verdadera ventaja competitiva no está en producir más documentos más rápido, sino en usar la IA para potenciar la creatividad, acelerar tareas repetitivas y liberar tiempo para actividades que requieren juicio, empatía y pensamiento estratégico.

El CIO Playbook 2025, elaborado por IDC en colaboración con Lenovo, revela que hasta el 65 por ciento de las organizaciones en América Latina ya utiliza herramientas de IA. Sin embargo, la mayoría reporta dificultades para demostrar el retorno de inversión. Este dato sugiere que, aunque la adopción es alta, el impacto real sigue siendo cuestionable. La tecnología está presente, pero su integración efectiva aún está por construirse.

Una mentalidad que acelera resultados

El informe de BetterUp Labs propone un cambio de enfoque radical. En lugar de promover el uso indiscriminado de IA, recomienda enmarcarla como una herramienta de colaboración. Para lograrlo, sugiere incorporar una mentalidad piloto, caracterizada por alta agencia y optimismo. Esto significa que los empleados deben sentirse responsables y capacitados para decidir cuándo y cómo usar la IA, en lugar de seguir órdenes automáticas. Enmarque la IA como una herramienta de colaboración, no como un atajo. Este cambio cultural no es menor, pero es necesario para evitar que la digitalización se convierta en una carrera hacia la superficialidad.

La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar el trabajo, pero solo si se utiliza con criterio. La productividad no se mide en páginas generadas, sino en valor creado. Y ese valor, en última instancia, sigue dependiendo de las personas, no de los algoritmos.

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