“Cualquier trabajo que sea digital, la IA lo asumirá a la velocidad del rayo” - Elon Musk

Uno de los sectores que más rápido ha adoptado la inteligencia artificial no es el de los desarrolladores ni los ingenieros, sino el de los abogados.

20 de diciembre de 2025 a las 06:50h
ocho de cada diez abogados ya usan IA
ocho de cada diez abogados ya usan IA

En diciembre de 2022, algo cambió sin hacer mucho ruido. No hubo sirenas ni anuncios en las televisiones, pero millones de personas, de pronto, tenían una nueva herramienta en sus manos. ChatGPT, un modelo de lenguaje de inteligencia artificial, se convirtió en la aplicación que más rápido ha alcanzado cien millones de usuarios en la historia. Desde entonces, todo ha empezado a repensarse, especialmente el trabajo.

Cuando la IA entra en la sala de reuniones

Uno de los sectores que más rápido ha adoptado la inteligencia artificial no es el de los desarrolladores ni los ingenieros, sino el de los abogados. Ocho de cada diez letrados ya utilizan herramientas de IA para redactar escritos, estructurar argumentos o revisar jurisprudencia. Y no lo hacen por moda. Nueve de cada diez aseguran que esta tecnología mejora notablemente su desempeño profesional. No se trata de sustituir la ética o la estrategia de un buen abogado, sino de ganar tiempo en tareas repetitivas, de convertir horas de búsqueda en segundos de precisión.

Esto no suena tan futurista si recordamos lo que pasó con las calculadoras. En su momento, los contables temían que esas máquinas electrónicas les quitarían el empleo. Al final, lo que ocurrió fue que la productividad aumentó y los profesionales pudieron dedicarse a análisis más complejos. La diferencia ahora es la velocidad. Lo que antes tardaba años en extenderse por la economía, hoy puede ocurrir en meses.

El rayo que viene del futuro

Elon Musk, fundador de empresas como Tesla y xAI, y una de las figuras más influyentes en el desarrollo de la inteligencia artificial y la robótica, no duda en señalar hacia dónde va el tren. En una conversación reciente con el presentador Joe Rogan, afirmó sin rodeos

"Cualquier trabajo que sea digital, en el que alguien esté delante de un ordenador haciendo algo, la IA va a asumirlo a la velocidad del rayo" - Elon Musk

La frase suena contundente, pero no es una amenaza. Es una predicción basada en lo que ya está ocurriendo. Tareas como escribir correos, generar informes, revisar contratos, programar código o incluso diseñar interfaces de usuario están siendo asumidas, en buena medida, por sistemas de inteligencia artificial. Y no porque sean perfectos, sino porque aprenden rápido, mejoran constantemente y no necesitan descansar.

Musk no habla solo de empleos administrativos. La programación, ese oficio que parecía destinado a dominar el siglo XXI, está ya en la mira. Asistentes de IA como GitHub Copilot o nuevos modelos especializados pueden escribir fragmentos de código funcionales a partir de una simple descripción en lenguaje natural. La IA no está esperando a que le enseñen a programar ya lo está haciendo.

¿Y qué pasa con los trabajos manuales?

Hay un matiz importante en la visión de Musk. Aunque la IA puede reemplazar muchas funciones cognitivas, aún queda un amplio territorio donde los humanos siguen siendo insustituibles el trabajo físico en entornos no estructurados.

Un albañil que adapta su técnica según el clima, un jardinero que interpreta el estado de una planta o un mecánico que escucha el ruido de un motor están realizando tareas que combinan intuición, experiencia y percepción sensorial. La IA puede mejorar la productividad de estos profesionales, pero no sustituirlos de forma masiva en el corto plazo.

Por eso, Musk compara el impacto actual de la IA con el momento en que los ordenadores reemplazaron a los calculistas humanos. Fue un cambio profundo, pero no instantáneo. La diferencia ahora, insiste, es que será mucho más rápido. Y si es así, la sociedad tendrá que adaptarse con la misma celeridad.

El dilema del futuro del trabajo

Si la IA asume la mayor parte de los trabajos digitales, ¿qué hacemos con las personas que los perdieron? Aquí es donde Musk lanza una propuesta radical la renta básica universal. No como un premio, sino como un pilar necesario para mantener el sistema económico cuando los empleos tradicionales ya no basten para sostener a la población.

Esta idea no es nueva. Economistas, filósofos y activistas la han debatido durante décadas. Pero ahora cobra una urgencia distinta. Ya no es una hipótesis lejana, sino una posibilidad tangible en las próximas décadas.

La pregunta no es si la tecnología va a cambiar el mundo del trabajo. Eso ya está ocurriendo. La verdadera pregunta es si estamos preparados para vivir en ese mundo, donde el valor de una persona no se mida solo por el empleo que realiza, sino por lo que es capaz de crear, cuidar o imaginar.

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