El mundo de la tecnología está cambiando tan rápido que a veces parece difícil mantener el ritmo. No se trata solo de nuevos móviles o actualizaciones de software. Estamos viendo una transformación profunda en cómo interactuamos con lo digital, en cómo las empresas diseñan sus productos y en cómo las sociedades regulan el uso de las herramientas que antes parecían neutrales. En apenas un año, hemos pasado de ver la inteligencia artificial como una promesa a convivir con ella en búsquedas, chats y hasta en prototipos de gadgets sin pantalla.
La IA ya no es futurismo
Hace solo unos años, hablar de inteligencia artificial generativa sonaba a ciencia ficción. Hoy, Google ha integrado modelos avanzados de IA en su motor de búsqueda, redefiniendo lo que significa "buscar". Ya no se trata de que te den enlaces, sino de que la máquina te responda directamente, con contexto, con lógica, con intención. Y en 2025, su versión mejorada de Gemini ha superado en capacidades a las más avanzadas de ChatGPT. Esto no es un detalle técnico menor. Es una señal de que la carrera no es por tener más datos, sino por tener modelos más rápidos, más especializados, más humanos.
La presión ahora está en la velocidad de lanzamiento. No basta con ser el primero. Hay que actualizar constantemente, pulir capacidades muy concretas, adaptarse a necesidades específicas. Como dice Luis Martín, jefe de soluciones de IA de Llorente y Cuenca
"Va a haber una gran urgencia para sacar cada vez más rápido nuevas versiones de los modelos que serán mejores en cosas muy concretas" - Luis Martín, jefe de soluciones de IA de Llorente y Cuenca
OpenAI ya no se centra solo en chatbots. Trabaja en una nueva línea de dispositivos sin pantalla, impulsados por IA, que podrían llegar antes de finales de 2025. Imagina un aparato que te acompaña, escucha, responde, anticipa tus necesidades, sin que tengas que mirar una pantalla. No es magia, es el siguiente paso.
El hardware se adapta más pantallas, menos RAM
Mientras la IA avanza, el hardware enfrenta una crisis inesperada. La RAM, ese componente esencial en cualquier dispositivo, se ha vuelto escasa. Micron, uno de los mayores productores del mundo, advierte que esta escasez podría prolongarse más allá de 2026. Y el efecto ya se nota. Los precios de los ordenadores, móviles, tabletas y consolas han subido hasta un 300% en algunos casos. Las marcas de gama media y de entrada, aquellas que venden dispositivos por debajo de los 500 euros, son las más afectadas.
Estamos ante un momento paradójico la tecnología avanza a toda velocidad, pero muchos usuarios podrían verse excluidos por el costo. Las empresas se ven obligadas a reducir especificaciones o subir precios. Y esto no es solo un problema técnico, es social. Porque si los dispositivos se vuelven inaccesibles, la brecha digital se ensancha.
El móvil ya no es el centro
Las gafas inteligentes están llegando. Meta ya lanzó sus Ray-Ban con capacidad de proyectar imágenes en las lentes. Google planea presentar sus propias gafas en 2026, y Apple, según los rumores, haría lo mismo en 2027. Estas no son simples cámaras con Bluetooth. Son intentos serios de crear una nueva interfaz humana. Una donde la información fluye sin que tengas que sacar el móvil del bolsillo.
"Las gafas van a convertirse en el sustituto del móvil" - Edgar Martín-Blas, CEO de Spatial Voyagers
Hasta Samsung ha apostado fuerte ya comercializa un móvil con tres pantallas. Es un guiño al futuro, donde la flexibilidad y la adaptabilidad del dispositivo serán claves. Y Apple, que ha perdido en parte ese efecto "wow" que alguna vez tuvo en sus presentaciones, podría recuperarlo con un cambio de liderazgo. Tim Cook podría dejar su cargo en 2026 o 2027, y John Ternus, actual responsable de producto, es el favorito para sucederle. Además, se espera que Apple lance en 2026 su primer móvil plegable con doble pantalla. El diseño vuelve a ser arma estratégica.
Nuevas reglas para un mundo digital más peligroso
La tecnología no evoluciona en el vacío. Las sociedades comienzan a reaccionar. Australia ha prohibido que los menores de 16 años accedan a redes sociales. El 10 de diciembre entró en vigor esta medida, que incluye plataformas como YouTube. Reino Unido ya exige a los sitios de contenido adulto que implementen filtros de edad. España prepara una ley para subir la edad mínima para usar redes de 14 a 16 años, posiblemente acompañada de una "app" de identidad digital.
Pero no todo el mundo ve con buenos ojos estas prohibiciones. Hay quien piensa que, en lugar de cerrar puertas, hay que construir entornos seguros.
"Me parece, de primeras, ponerle puertas al campo" - Antonio Fernandes, hacker
Y tiene razón. La prohibición puede sonar protectora, pero también puede empujar a los jóvenes hacia soluciones alternativas, como el uso de redes privadas virtuales (VPN). Lo que se necesita no es solo control, sino educación digital, diseño ético y responsabilidad de las plataformas.
El futuro ya está trabajando
Y si pensabas que los robots eran cosa de fábricas, espera. El robot Neo, desarrollado por la empresa 1X, empezará en unos meses a trabajar como mayordomo. No es un chiste. Es un paso más hacia un mundo donde las máquinas no solo fabrican, sino que cuidan, atienden, organizan. José Luis Casal, analista de negocio digital, lo ve claro
"Creo que vamos a empezar a ver cómo estos dispositivos llegan a las fábricas y todos los procesos de fabricación podrán automatizarse mucho más" - José Luis Casal, analista de negocio digital
La automatización no se detiene. Y esta vez, no solo es industrial. Es personal, íntima, cotidiana.
Todo esto sucede al mismo tiempo. La IA acelera, el hardware se encarece, las gafas quieren reemplazar al móvil, los gobiernos ponen límites y los robots empiezan a vivir con nosotros. No es el futuro. Es ahora. Y a pesar de las contradicciones, las tensiones y los desafíos, hay algo fascinante en ver cómo, una vez más, la tecnología está redibujando lo que significa ser humano en el siglo XXI.