Los chatbots envían un 96% menos de tráfico a webs informativas que las búsquedas tradicionales.

27 de diciembre de 2025 a las 15:55h
Los chatbots envían un 96% menos de tráfico a webs
Los chatbots envían un 96% menos de tráfico a webs

Cada vez que abres un buscador o consultas una noticia en tu móvil, estás entrando en un territorio donde las reglas no las escribes tú. Ni siquiera los periodistas, científicos o creadores que generan el contenido. Las reglas las dictan algoritmos invisibles, diseñados para captar tu atención, no para informarte. Y ese cambio silencioso, casi imperceptible, está minando las bases de cómo entendemos el mundo.

El tráfico que desapareció

Hace apenas unos años, buscar en Google era una puerta de entrada directa a los medios informativos. Un titular llamativo, una noticia relevante, y de un clic pasabas de una búsqueda a un artículo de fondo. Hoy eso está desapareciendo. Un estudio reciente revela que los chatbots envían un 96% menos de tráfico a webs informativas y blogs que las búsquedas tradicionales. No te llevan a la fuente. Te dan la respuesta directamente. El contenido ya no es un destino. Es materia prima.

Es como si en lugar de recomendarte un libro, alguien te contara la trama en tres frases y te dijera "ya no necesitas leerlo". Solo que aquí no es un amigo el que decide. Es una máquina entrenada con millones de textos, sin permiso, sin compensación, sin transparencia.

Las multas que no duelen

La Comisión Europea ha sancionado a Google con 2.950 millones de euros por abuso de posición dominante en publicidad digital. Una cifra que suena enorme, pero para una empresa de ese tamaño es como una multa de tráfico para un millonario. Y aún así, llega tarde. Ahora investiga si Google está usando contenido de medios y creadores para entrenar su IA Gemini. Meta también está en el punto de mira, por su posible conducta anticompetitiva con la IA en WhatsApp.

En España, Meta deberá pagar 479 millones de euros a 87 editoras de prensa digital y agencias por competencia desleal. X, antes Twitter, enfrenta otra multa de 120 millones por falta de transparencia publicitaria y por un diseño engañoso en su sistema de verificación. Son señales. No soluciones.

"La democracia no puede delegar su sistema de verdad en empresas cuyo negocio depende de la atención no de la veracidad" - Mario Viciosa, periodista y escritor

El valor robado

En Estados Unidos, se estima que Google y Meta deberían pagar a los medios alrededor de 12.000 millones de dólares al año. Más de 10.000 millones de euros. Solo por una división justa del 50% de los ingresos relacionados con noticias. Y eso es antes de que la IA generativa se integrara plenamente en sus productos. Ahora, cuando pides un resumen de noticias, no solo no visitas los medios, sino que ni siquiera sabes de dónde salió la información.

Los creadores de contenido no están en el negocio de la inteligencia artificial. Son el negocio de la inteligencia artificial. Sus palabras, sus investigaciones, sus análisis, alimentan modelos que generan ganancias millonarias sin que ellos vean un céntimo. Es explotación a escala industrial.

Una batalla por la verdad

Esto no es solo sobre dinero o derechos de autor. Es sobre cómo se construye el conocimiento colectivo. La verdad no puede depender de Google y sus secuaces, pero lo cierto es que lo hace. Y con ella, nuestra capacidad para interpretar el mundo, debatirlo y avanzar como sociedades.

Imagina que las decisiones médicas se basaran en resúmenes automáticos sin acceso a los estudios originales. O que los debates políticos giraran en torno a información condensada por algoritmos que priorizan el morbo sobre el contexto. Ya no es ciencia ficción. Es el presente.

Se necesita una acción política y social decidida. Exigir transparencia algorítmica, garantizar compensación, blindar el derecho de los creadores a excluir su contenido. Aplicar las leyes existentes con coordinación y fuerza. Devolver a las personas el control sobre su régimen informativo.

El reloj avanza

Los medios no son un sector económico más. Son instituciones democráticas esenciales. Sin ellos, no hay contrapoder, no hay memoria, no hay debate informado. Las grandes tecnológicas no pueden quedar impunes cuando dañan el interés público.

Quizá pienses que es demasiado abstracto. Pero piensa en la última noticia que leíste. ¿La leíste completa? ¿Sabes quién la escribió? ¿O solo viste un fragmento en una red social, un resumen en un chatbot, un titular sin contexto?

Si no damos la batalla ahora, quizá mañana sea tarde.

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