En el mundo de la tecnología, pocas cosas generan tanto vértigo como ver cómo cambia el mapa del poder en cuestión de meses. Hace apenas unos años, si hablabas de chips para inteligencia artificial, solo había un nombre en la mesa Nvidia. Hoy, en una bolsa de Shanghái al rojo vivo, otro nombre irrumpió con estrépito Moore Threads. Y no vino a saludar. Vino a quedarse.
Un salto del 502% cuando el mercado apuesta por el vacío
El debut de Moore Threads en la Bolsa de Shanghái no fue un simple estreno. Fue un terremoto financiero. Con una subida inicial del 502%, la compañía se convirtió en el fenómeno bursátil del año en China continental. Al cierre de la jornada, su valoración superaba los 282 mil millones de yuanes, más de 34 mil millones de euros, con una revalorización final del 425%. Un número que parece sacado de una película de Wall Street, pero que esta vez se rodó en Pekín.
La OPV recaudó 8 mil millones de yuanes, unos 972 millones de euros, convirtiéndose en la segunda salida a bolsa más grande de China en 2024, solo superada por Huadian New Energy Group. Pero aquí no se trata solo de dinero. Se trata de estrategia, de soberanía tecnológica, de aprovechar el momento justo.
El vacío dejado por Nvidia en China ha sido inmenso. Desde que Estados Unidos impuso restricciones a la exportación de chips avanzados, las puertas se abrieron. Y Moore Threads, con una precisión casi quirúrgica, entró por ellas.
El fundador que vino de Nvidia
Moore Threads fue fundada en 2020 por Zhang Jianzhong, un ex alto ejecutivo de Nvidia. La ironía no pasa desapercibida. Un hombre que conoció desde dentro los secretos del gigante californiano ahora lidera una de sus más serias amenazas en el mercado chino. Su sede está en Pekín, pero su mirada está puesta en el mundo.
Entre sus accionistas figuran gigantes como China Mobile, la matriz de TikTok (ByteDance), Sequoia Capital o GGV Capital. Una alianza de poder industrial, capital riesgo y músculo estatal que no deja lugar a dudas esto no es una startup cualquiera. Es un proyecto de nación.
Los fondos obtenidos en la OPV se destinarán a acelerar el desarrollo de GPUs de nueva generación y chips para inteligencia artificial. No solo buscan competir. Buscan liderar. Y lo harán con el respaldo de empresas que ya dominan el ecosistema digital chino.
La era post-Nvidia en China
Jensen Huang, el CEO de Nvidia, lo dijo sin rodeos en su última declaración financiera.
"La compañía no está asumiendo ningún ingreso por computación de centros de datos procedente de China" - Jensen Huang, CEO de Nvidia
Una frase contundente que revela más de lo que parece. No se trata solo de restricciones. Se trata de que el mercado chino ya no espera. Ya no necesita pedir permiso.
Las limitaciones impuestas por Washington han tenido un efecto colateral imprevisto. En lugar de frenar el desarrollo tecnológico chino, lo han acelerado. China no está copiando. Está innovando bajo presión. Y el resultado son empresas como Moore Threads, que nacen no solo para llenar un hueco, sino para redefinir las reglas del juego.
El efecto dominó Baidu, Kunlunxin y la carrera por el chip propio
El movimiento de Moore Threads no es aislado. Es parte de una cadena de reacciones que está transformando la industria. Baidu, el gigante de la búsqueda china, prepara ya el lanzamiento en bolsa de Kunlunxin, su filial especializada en chips de IA. La operación se haría en Hong Kong y se adelantaría al primer trimestre de 2026, dos años antes de lo previsto.
Kunlunxin, fundada en 2012, ya opera con autonomía aunque Baidu mantiene el control mayoritario. Tras una ronda de inversión que incluyó a China Mobile, fue valorada en 21 mil millones de yuanes. Sus ingresos este año podrían superar los 3.500 millones de yuanes, acercándose al punto de equilibrio tras una pérdida de 200 millones en 2024.
El mensaje es claro si no puedes comprar el mejor chip del mundo, hazlo tú mismo. Y si puedes venderlo, mejor.
El futuro ya está en la bolsa
Moore Threads no está sola. MetaX Integrated Circuits ya tiene permiso para salir a bolsa. Yangtze Memory Technologies y ChangXin Memory Technologies también estudian sus movimientos. El Star Market de Shanghái, la versión china del Nasdaq, se ha convertido en el campo de batalla donde se juega el futuro tecnológico del país.
Y todo esto es posible gracias a una decisión clave de los reguladores chinos flexibilizar las normas para que empresas no rentables puedan cotizar. Una puerta abierta a la innovación, incluso si aún no da beneficios.
Detrás de cada número, hay una apuesta por la independencia tecnológica. No solo se trata de competir en IA. Se trata de no depender de nadie cuando la inteligencia artificial defina el futuro de la economía, la defensa, la medicina, la movilidad.
El chip ya no es solo un componente. Es un símbolo. Y en China, están decidiendo que su futuro se escribirá con silicio hecho en casa.