Las grietas humanas tras la carrera por la superinteligencia artificial
En el corazón de la batalla tecnológica por el futuro de la inteligencia artificial, se mueven cifras que marean y anuncios que parecen cinematográficos. Sin embargo, el pulso real se da en los itinerarios personales, entre despachos y mensajes, allí donde el talento científico elige dónde quiere volcar sus esfuerzos.
Meta, liderada por Mark Zuckerberg, acaba de enfrentar una fuga especialmente significativa en su división de superinteligencia artificial. Han perdido a tres figuras clave en apenas unas semanas, dos de las cuales, Ethan Knight y Avi Verma, decidieron volver a OpenAI después de una brevísima escala por Meta y las empresas de Elon Musk. Tras su paso por Tesla como ingeniero sénior de aprendizaje automático, Avi Verma volvió a OpenAI en junio de 2024, prefiriendo el impulso de la compañía que encabeza Sam Altman al atractivo de Meta, incluso ante ofertas mareantes.
Mark Zuckerberg ofreció a Verma un salario de un millón de dólares al año para retenerlo en la división de inteligencia artificial, pero ni esa cifra fue suficiente. La decisión de Verma apunta a una realidad en la vanguardia de la IA no es el dinero el que lo decide todo, sino la confianza, la visión de futuro y el ambiente de trabajo.
No fue el único movimiento relevante. Rishabh Agarwal, quien apenas había aterrizado en abril para trabajar en proyectos de IA generativa, anunció este lunes su salida de Meta en busca de "nuevos retos". Y algo parecido sucedió con Chaya Nayak, al frente de la gestión de productos de IA generativa en Meta, quien abandona casi una década de trayectoria en la compañía para sumarse a OpenAI en el área de iniciativas especiales.
Cuando ni mil millones valen
La carrera por atraer a los mejores cerebros del mundo se parece más a una partida de ajedrez de alto voltaje que a un simple proceso de contratación. Wired ha informado de una oferta de Meta que llega al vértigo hasta 1.000 millones de dólares a 12 ingenieros de Thinking Machines, la startup fundada por la exdirectora de tecnología de OpenAI, Mira Murati, con el fin de asegurar un acuerdo multianual e integrarlos a su división de IA. Sorprendentemente, ninguno aceptó.
Las razones que trascendieron van lejos del aspecto estrictamente económico. La falta de confianza en el liderazgo de Alexander Wang y el desacuerdo con la visión de Mark Zuckerberg emergen como motivos esenciales para cerrar la puerta a Meta. El dinero, una vez más, no es suficiente para comprar una historia ilusionante o un entorno donde la creatividad y el propósito encuentren encaje.
Ante la acumulación de bajas, Meta busca marcar músculo con nuevas fichas. Shengjia Zhao, pieza fundamental en el desarrollo de ChatGPT, se estrenó como científico en jefe del laboratorio de superinteligencia artificial. Para Meta es un triunfo, un reverso necesario a las salidas recientes, y una prueba de la brutal competencia por atraer a los grandes nombres del sector.
Algo más que datos el alma de una decisión
Conviene, en este contexto, no despistarnos con las cifras ni con los nombres relucientes. Cada uno de estos movimientos encierra pequeñas historias de motivaciones y desencantos, de búsquedas personales y apuestas colectivas. En los tableros de la inteligencia artificial, las piezas más valiosas siguen siendo humanas.
"Durante un proceso de reclutamiento intenso, algunas personas decidirán quedarse en su trabajo actual en lugar de comenzar uno nuevo". Las palabras del portavoz de Meta tratan de reducir el asunto a un fenómeno natural, casi predecible. Pero lo cierto es que lo que atraviesa estas elecciones es la búsqueda de propósito, sentido y confianza. Un recordatorio de que, incluso en el mundo enloquecido de la superinteligencia, seguimos siendo, ante todo, seres humanos con aspiraciones difíciles de cuantificar.