"No es un sustituto humano, es una obra de arte", dice Eline Van der Velden sobre la actriz de IA Tilly Norwood

En una entrevista con Deadline, afirmó que el objetivo es posicionar a Tilly Norwood como una figura relevante en el panorama artístico, comparable a estrellas consolidadas como Scarlett Johansson o Natalie Portman

02 de octubre de 2025 a las 07:05h
puede una ia emocionar como un actor humano
puede una ia emocionar como un actor humano

El 29 de septiembre de 2025, durante el Festival de Cine de Zúrich, el mundo del entretenimiento dio un giro inesperado con la presentación de Tilly Norwood, una actriz creada íntegramente mediante inteligencia artificial. Su aparición en la Cumbre de Zúrich no solo deslumbró por su realismo visual y conductual, sino que también encendió un intenso debate sobre el futuro del arte, la interpretación y la ética en la industria audiovisual. Norwood no es una persona, pero actúa como tal participa en conversaciones espontáneas, responde a tendencias en tiempo real y se adapta al tono de cada plataforma digital, desde campañas publicitarias hasta producciones cinematográficas.

Tilly Norwood es obra del estudio Xicoia, una división del laboratorio creativo Particle6 fundado por Eline Van der Velden, quien ha sido la voz principal detrás de este ambicioso proyecto. Según Van der Velden, Norwood está generando interés entre agentes de talento que ya están considerando ficharla, lo que significaría un hito histórico sería la primera "actriz" de inteligencia artificial en contar con representación profesional en la industria del entretenimiento. Este hecho no solo desdibuja las fronteras entre lo real y lo simulado, sino que plantea nuevas preguntas sobre la naturaleza del trabajo creativo.

Van der Velden ha sido clara en sus intenciones. En una entrevista con Deadline, afirmó que el objetivo es posicionar a Tilly Norwood como una figura relevante en el panorama artístico, comparable a estrellas consolidadas como Scarlett Johansson o Natalie Portman. Esta aspiración refleja una estrategia más amplia integrar a los personajes de inteligencia artificial como parte legítima de la familia artística, no como sustitutos de actores humanos, sino como una nueva forma de expresión creativa. Para Van der Velden, estos personajes deben ser juzgados por sus propios méritos y dentro de su propio género.

Para quienes han expresado su enojo por la creación de mi personaje de IA, Tilly Norwood, les digo que no es un sustituto de un ser humano, sino una obra creativa, una obra de arte. Como muchas formas de arte anteriores, genera conversación, y eso demuestra el poder de la creatividad

La reacción del mundo del espectáculo ha sido inmediata y contundente. La actriz mexicana Melissa Barrera no ocultó su indignación en Instagram, donde escribió que espera que los actores representados por los agentes que trabajan con Norwood "se pongan las pilas", calificando la situación como "asco". Por su parte, la actriz estadounidense Kiersey Clemons solicitó públicamente el nombre de los agentes interesados en representar a la actriz de IA, como si se tratara de una denuncia ética en potencia. Estas respuestas subrayan una preocupación generalizada el temor a que la tecnología reemplace empleos humanos en una industria ya de por sí competitiva y precaria.

Mara Wilson, conocida actriz infantil convertida en escritora y activista cultural, planteó una crítica más profunda al cuestionar los orígenes de Tilly Norwood. Se preguntó qué sucedió con los cientos de jóvenes reales cuyos rostros pudieron haber sido combinados para crear la apariencia del personaje. Detrás de la perfección digital podría esconderse una apropiación invisible de identidades humanas. Su pregunta no es solo técnica, sino moral ¿por qué no contrataron a alguna de esas personas reales?

"¡Trabajar con ella fue una pesadilla!" dijo el actor Lukas Gage

¿Se refiere a la experiencia de actuar junto a una entidad virtual? ¿O es una crítica irónica al desplazamiento que este tipo de tecnología podría provocar? Su comentario, breve pero contundente, encapsula el malestar que muchos profesionales sienten ante la incertidumbre que trae la automatización del arte.

Xicoia, el estudio responsable de Norwood, no se limita al cine. Sus creaciones están diseñadas para intervenir en televisión, podcasts, redes sociales y videojuegos, con la capacidad de adaptarse dinámicamente al entorno digital. Esta versatilidad amplía el alcance de los personajes de IA más allá de la pantalla grande, convirtiéndolos en actores transmedia que pueden evolucionar según el público y las plataformas. La propuesta no es solo técnica, sino narrativa crear personajes que aprenden, cambian y dialogan con su audiencia en tiempo real.

El caso de Tilly Norwood no es un experimento aislado, sino un síntoma de una transformación más amplia. La inteligencia artificial ya modifica la forma en que se produce contenido, desde guiones generados por algoritmos hasta escenarios virtuales diseñados en tiempo real. Pero cuando el arte toma forma humana, incluso si es simulada, la reacción social se vuelve inevitable. La creación de Norwood no solo desafía las normas de la representación, sino que también pone a prueba los límites de la empatía, la autenticidad y la propiedad del personaje.

Lo que está en juego ya no es simplemente la posibilidad técnica de crear una actriz artificial, sino el significado mismo del arte interpretativo. ¿Puede una inteligencia artificial emocionar de verdad? ¿Es legítimo que una figura generada por datos aspire a la misma consideración que una persona que ha dedicado años a su oficio? Estas preguntas no tienen respuesta sencilla, pero su discusión es necesaria. El nacimiento de Tilly Norwood no es el fin de los actores humanos, pero sí puede ser el comienzo de una nueva era en la que lo artificial y lo humano coexistan, compitan y, quizás, colaboren.

Sobre el autor
Redacción
Ver biografía