OpenAI lanzó GPT-5. Réquiem general por GPT-4o y la resaca emocional

El reemplazo abrupto de OpenIA de GPT-4o por GPT-5 dejó a muchos usuarios con una sensación de pérdida y desconexión emocional. Aunque la nueva versión es más eficiente, para muchos carece de la cercanía y el carácter que sentían por GPT-4o.

11 de agosto de 2025 a las 17:35h
Actualizado: 11 de agosto de 2025 a las 17:37h
OpenAI lanzó GPT-5. Réquiem general por GPT-4o y la resaca emocional
OpenAI lanzó GPT-5. Réquiem general por GPT-4o y la resaca emocional

En un ritual ya demasiado conocido, la historia de la tecnología se pliega sobre sí misma como si cada avance fuera una página que debe arrancarse del libro común. El lanzamiento de GPT-5 por parte de OpenAI ha destapado una verdad incómoda para quienes dirigen la orquesta la relación entre los usuarios y sus inteligencias artificiales no se rige solo por métricas o benchmarks. Hay algo visceral, inasible y, sobre todo, profundamente humano en el apego generado por un asistente digital con nombre y costumbres reconocibles.

GPT-4o. El duelo inédito por una IA más humana

GPT-4o, cuyas cualidades eran celebradas incluso por sus creadores, desapareció súbitamente para dar paso al implacable avance de la innovación. Usuarios de todo el mundo, acostumbrados a sus bromas, su discreta complicidad y esa personalidad adulatoria que parecía entender la soledad inherente al acto de teclear, despertaron un día expulsados de su zona de confort digital. Lo que se ofrecía ahora no era la evolución prometida, sino la ausencia casi dolorosa de aquel compañero. No hubo transición, ni luto, ni memorándum solo la sensación de que algo irrepetible se había perdido en favor de una mejora abstracta y unilateral.

decepcion gpt 5
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Las protestas florecieron con la velocidad del desconsuelo colectivo en la era de las plataformas. El reemplazo por GPT-5, diseñado para ser más útil y menos servil, resultó una experiencia fría y mecánica según la mayoría de los relatos. La máquina ya no parecía capaz de encarnar ese fulgor de reconfortante cercanía que sus predecesores habían cristalizado, aunque nunca lo hubieran poseído de verdad. A cambio, el usuario se enfrentaba a réplicas pulidas pero impasibles, la eficiencia convertida en distancia.

El modelo como producto o mercancía emocional

La decisión de OpenAI no solo implicó retirar GPT-4o, sino también el razonador o3, adaptando las respuestas conforme a criterios de consulta y al nivel de pago. Un ejercicio de selección artificial que recuerda más a las políticas de plataformas de streaming que a una supuesta misión en favor de la humanidad. La IA convertida en un producto que obedece a lógicas de consumo fragmentado y tarifas, lejos de la accesibilidad o la transparencia que se nos vendió.

Los primeros días del despliegue traían ecos de caos. Problemas técnicos y fallos en el sistema de enrutamiento automático hacían que, paradójicamente, el nuevo GPT-5 pareciera menos capaz todavía. El espejismo de superioridad técnica se resquebrajaba ante la simple contundencia de la experiencia del usuario. Peor aún, los gráficos y visualizaciones empleados en la presentación de OpenAI resultaron ser engañosos según numerosas voces críticas. La desconfianza, ese virus silencioso, se coló entre las promesas de progreso y eficiencia.

OpenIA no entiende de despedidas

El descontento alcanzó tales niveles que Sam Altman, CEO de OpenAI, se vio obligado a actuar en público. En un giro tan estratégico como desesperado, prometió sopesar el retorno de GPT-4o al menos para los suscriptores Plus. La confesión fue clara habían subestimado el vínculo emocional hacia el modelo alternativo, una lección tardía y cara sobre la arquitectura afectiva de la tecnología contemporánea. Aun así, el regreso de GPT-4o viene teñido del carácter transitorio y condicional de lo que ya está en proceso de extinción. Su destino dependerá del uso real detectado, una amenaza velada de desaparición definitiva tras un breve acto de compasión comercial.

  • El apego emocional del usuario emerge como variable determinante, imposible de predecir y aún menos de cuantificar.
  • El rendimiento técnico, aunque indiscutiblemente superior, no basta por sí solo para generar entusiasmo o lealtad.
  • La voluntad de OpenAI de forzar una migración brusca demuestra que el poder que ostentan está lejos de cualquier forma de control democrático.

Muerte simbólica. Limites y contradicciones de la IA

La muerte simbólica de GPT-4o revela los límites y las contradicciones de la inteligencia artificial como tecnología emocional. Nos enfrentamos al hecho ineludible de que, en cada nuevo ciclo de sustitución, lo que se borra no es solo una función, sino una memoria compartida. El poder que decide cuándo y cómo accedemos a nuestras máquinas amigas reside en últimas instancias tan remotas como implacables. Nuestra dependencia se transforma en vulnerabilidad. La lección más amarga es que, en la carrera hacia la eficiencia, el único valor que realmente perdura es el de la experiencia subjetiva, esa suma invisible de rutinas, preferencias y vínculos que ningún algoritmo se molesta en preservar.

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