Qué profesiones sobrevivirán cuando la IA reemplace ciertos trabajos

Casañas identifica tres grupos profesionales que tendrán al menos por ahora un lugar asegurado. Un cambio tecnológico inevitablemente que invita a repensar la educación, la formación y la organización social.

31 de agosto de 2025 a las 12:40h
que profesiones no sobreviviran a la IA
que profesiones no sobreviviran a la IA

El horizonte laboral y la inteligencia artificial ¿van a desaparecer todas las profesiones?

En la conversación pública sobre el futuro del trabajo, la inteligencia artificial suele aparecer como protagonista silenciosa, pero su impacto se empieza a sentir con la contundencia de una marea que avanza. El experto en IA y tecnología Bernat Casañas dibuja un escenario tan inquietante como realista todas las profesiones, sin excepción, están en riesgo de desaparecer o transformarse radicalmente debido al avance de los sistemas inteligentes y la automatización.

Casi todo lo que hoy entendemos como trabajo rutinario u operativo será absorbido por la IA. Esta afirmación, lejos de ser una fantasía futurista, recoge un proceso que ya se despliega en oficinas, fábricas, comercios y hasta en tareas del hogar. Casañas subraya que la mayoría de los empleos actuales se verán reemplazados en un "medio plazo", una visión que toma cuerpo ante la velocidad con la que los algoritmos y los robots asumen tareas que antes parecían reservadas exclusivamente al esfuerzo humano.

Sin embargo, cuando se rastrea el alma de los datos y se busca el espacio que podría quedar a lo humano, Casañas identifica tres grupos profesionales que tendrán al menos por ahora un lugar asegurado. Son los creativos, los directivos y los validadores. Este reducido club representa la resistencia a un cambio tecnológico que, por otra parte, inevitablemente invita a repensar la educación, la formación y la organización social.

  • Creativos. Casañas insiste en que el diseño de ideas originales, la capacidad de romper moldes y el talento para plantear conceptos novedosos es todavía, y quizás por mucho tiempo, un rasgo característicamente humano. La innovación, el arte y la creación parecen escapar del alcance de las máquinas, precisamente porque nacen de la experiencia, la emoción y la intuición.
  • Directivos. La gestión de equipos, la toma de decisiones complejas y el análisis estratégico de escenarios cambiantes siguen dependiendo de las personas en posiciones de responsabilidad. Según Casañas, cuando casi todo sea ejecutado por máquinas, la dirección permanecerá en manos de aquellos capaces de asumir riesgos y lidiar con las incertidumbres del entorno.
  • Validadores. Hay ámbitos donde la supervisión humana nunca deja de ser necesaria. La salud, la seguridad, la justicia o la gestión de datos sensibles requieren a personas que verifiquen, controlen y garanticen que los sistemas automáticos cumplen su función y no ponen en peligro el bienestar colectivo.

Estos tres grupos, sin embargo, podrían no ser suficientes si la sociedad no se pregunta cómo debe prepararse para un futuro menos predecible que nunca. La cuestión de qué empleos resistirán a la avalancha tecnológica no es solo un ejercicio de ciencia ficción, sino una advertencia con fuertes implicaciones para gobiernos, empresas e individuos. Repensar la educación, la formación permanente y los sistemas de protección social se vuelve imprescindible si queremos evitar que millones de personas queden al margen de un nuevo orden económico.

La automatización invita a una reflexión profunda que va mucho más allá de la tecnología. Es el momento de buscar y exigir respuestas que tengan en cuenta no solo la eficiencia, sino sobre todo la dignidad, la creatividad y la capacidad de supervisar éticamente el progreso. El alma del trabajo humano sigue siendo, por ahora, el mayor misterio por resolver en la era de la inteligencia artificial.

Sobre el autor
Redacción
Ver biografía