¿Sabes dónde aparece tu rostro? El avatar de Scott Jacqmein vende productos en TikTok sin su control

20 de agosto de 2025 a las 09:53h
Actualizado: 20 de agosto de 2025 a las 09:59h
El avatar de Scott vende productos en TikTok sin su control
El avatar de Scott vende productos en TikTok sin su control

Scott Jacqmein: El precio de un avatar tras los rostros digitales en TikTok

El avance de la inteligencia artificial ha traído consigo una multiplicidad de oportunidades y desafíos, especialmente en el terreno de la publicidad digital. Scott Jacqmein, un hombre de Dallas, aceptó cobrar 750 dólares y un viaje por ceder su imagen a una agencia externa. Lo que parecía un acuerdo sencillo, terminó por convertirlo en protagonista de un fenómeno global su rostro digitalizado ha vendido suplementos, seguros y horóscopos en varios idiomas en TikTok, una plataforma que nunca le contactó directamente.

El contrato que firmó Jacqmein tenía una duración de doce meses, no contemplaba el pago de regalías y se cerró sin que él contara con representación legal que lo asesorara. El acuerdo tampoco provenía de TikTok, sino de una agencia externa que, según revela el New York Times, recogió material de diversos actores para generar avatares destinados a campañas publicitarias.

Hoy, el avatar de Jacqmein forma parte de un catálogo de la suite creativa Symphony, en el que los anunciantes pueden escoger perfiles y lanzar sus propias campañas publicitarias de forma automática y gratuita, sin restricciones aparentes sobre los productos o los idiomas. Así, su versión digital aparece en anuncios para empresas que ni conoce ni aprobó previamente, poniendo su rostro al servicio de causas y discursos que nunca eligió grabar.

AI-generated: advertencia fácimente ignorada

Los vídeos llevan una pequeña advertencia de "AI-generated". Sin embargo, esta etiqueta es fácilmente ignorada, disolviéndose entre las muchas señales visuales que compiten en la pantalla. Hasta hoy, conocidos de Jacqmein continúan avisándole de la aparición de su avatar en nuevas campañas, lo que implica que sigue presente en publicidad activa, posiblemente sin saber ni cuándo ni cómo se formalizó exactamente la licencia de uso este mismo año.

En la dimensión personal, el desconcierto es la emoción dominante. "Ver a su doble digital hablando otro idioma y moviéndose con una expresividad que no es la suya fue, para Scott Jacqmein, una experiencia desconcertante." En sus propias palabras, confiesa no haber entendido completamente cómo se usaría su imagen ni atisbó la magnitud de exposiciones posibles. Jacqmein lamenta no haber negociado en su día restricciones sobre productos, idiomas o contextos en los que aparecería su avatar, una decisión que hoy le pesa especialmente por carecer de mecanismos contractuales claros para frenar el uso de su doble digital.

Este caso pone en primer plano preguntas urgentes sobre derechos de imagen, consentimiento informado y la protección ante las nuevas realidades que la inteligencia artificial instala en nuestra vida cotidiana. Detrás de cada algoritmo hay una huella humana, una historia personal que nos recuerda la importancia de resguardar nuestra identidad, incluso cuando se disuelve en los códigos de un software.

La inteligencia artificial redefine lo que significa ser dueño de uno mismo en la era digital, desdibujando el límite entre representación y realidad.

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