Y si tu apuesta la decide un bot mientras tú duermes. Ayuda o peligro

El terreno más fértil para los agentes de IA completamente autónomos no es el sistema tradicional de apuestas, sino los mercados de predicción descentralizados que operan con criptomonedas.

06 de septiembre de 2025 a las 07:40h
que buscamos cuando dejamos que una maquina decida
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En 2023, los estadounidenses destinaron más de 150 mil millones de dólares a las apuestas deportivas, una cifra que refleja no solo una industria en auge, sino una transformación cultural en torno al riesgo, el entretenimiento y la tecnología. Un año después, la American Gaming Association registró un aumento del 24 por ciento en la popularidad de este fenómeno, marcando un punto de inflexión ya no se trata solo de intuición o conocimiento de los equipos, sino de algoritmos, datos y decisiones automatizadas.

La inteligencia artificial ha comenzado a infiltrarse en este mundo con una promesa clara predecir con más precisión que el ojo humano. Entre los pioneros está Szeder, fundador de MonsterBet, quien afirma lograr aciertos en el rango del 56 al 60 por ciento de sus apuestas. A inicios de 2025, lanzó MonsterGPT, un asistente impulsado por IA diseñado para seleccionar apuestas en deportes profesionales de Estados Unidos. El acceso a esta herramienta, y otras similares, tiene un costo de 77 dólares mensuales, una inversión que muchos consideran razonable si se traduce en ganancias sostenidas.

El mercado de la predicción asistida

Otras empresas se han sumado a esta ola. Rithmm, una startup con sede en Massachusetts, ofrece un paquete básico de inteligencia deportiva impulsada por IA por 30 dólares al mes. JuiceReel, por su parte, proporciona una aplicación gratuita que guía a los usuarios con recomendaciones automatizadas, aunque sin acceso a funciones avanzadas. FanDuel, uno de los gigantes del sector, presentó esta primavera un chatbot llamado Ace, capaz de analizar partidos y ofrecer consejos, pero con una línea roja clara no permite que la IA coloque apuestas por el usuario.

Jon Sadow, vicepresidente de innovación de producto en FanDuel, lo deja claro. La capacidad de apostar debe permanecer en manos del cliente, nunca en las de un bot o un agente de inteligencia artificial. Esta postura refleja una preocupación ética y regulatoria que aún domina a los operadores tradicionales la automatización total no solo plantea riesgos financieros, sino también de adicción y pérdida de control.

Cuando la IA toma las riendas

No todos comparten esa cautela. Siraj Raval, conocido youtuber y promotor de tecnologías emergentes, comercializa WagerGPT por 199 dólares al mes. Hace ocho meses, según su testimonio, incorporó una función que permite al sistema colocar apuestas automáticamente. Hoy, asegura, lo hace de forma constante y en nombre de los usuarios. WagerGPT, según Raval, analiza más de 40 casas de apuestas y detecta variables que escapan al cerebro humano, desde patrones de cuotas hasta fluctuaciones en tiempo real.

Sin embargo, no todos los testimonios son positivos. Pete Sanchez, un usuario registrado, denuncia que WagerGPT "está completamente muerto. Una pérdida de dinero". Este contraste entre promesas y resultados ilustra una realidad incómoda la automatización en apuestas no garantiza éxito, y la línea entre herramienta avanzada y estafa puede volverse borrosa.

El salto al mundo cripto

El terreno más fértil para los agentes de IA completamente autónomos no es el sistema tradicional de apuestas, sino los mercados de predicción descentralizados que operan con criptomonedas. Plataformas como Polymarket han abierto la puerta a la automatización financiera, donde bots pueden operar sin intermediarios humanos. En este escenario, Coinbase ha desarrollado AgentKit, una infraestructura que permitiría a agentes de IA ejecutar transacciones financieras, incluyendo apuestas, en nombre de personas.

Lincoln Murr, gerente de producto de IA en Coinbase, admite una duda fundamental. No sabe con certeza cuán rentables son realmente estos agentes. Pero reconoce una tendencia ineludible. Es hacia allá hacia donde nos dirigimos. La fusión entre cripto, inteligencia artificial y decisiones autónomas no es ciencia ficción, es una evolución en marcha.

Modelos automatizados y dilemas éticos

Sire, antes conocida como DraiftKing, se prepara para relanzarse este mes con un modelo audaz. Los usuarios depositan dinero en una wallet que se convierte en stablecoin. Un agente de IA apuesta en plataformas descentralizadas y, si gana, reparte las ganancias. Max Sebti, CEO de Score, la empresa matriz, lo describe como "un producto muy estable, similar al de un fondo de inversión". Para retirar ganancias, se cobra una comisión de desempeño que se reduce si se adquiere el token propio de la empresa.

En otro frente, Memetica, operada por QStarLabs, comenzó como una herramienta para promocionar tokens de criomoneda mediante agentes promocionales. En marzo, su CEO Yang Tang afirmaba ser una compañía de cripto. En abril, señalaba un ligero giro. En agosto, el cambio era total. Memetica había pivotado completamente hacia ser una empresa de aplicaciones de IA enfocada en iGaming. Hoy diseña agentes promocionales para más de una docena de clientes y ha creado Divinia, un agente que apuesta con Solana en la plataforma descentralizada Divvy.

Yang Tang también advierte sobre el lado oscuro del ecosistema. Existen trucos conocidos para manipular mercados, y aunque él afirma que su equipo no los utiliza, reconoce que otros sí lo hacen. La transparencia no es moneda común en este nuevo mundo de apuestas automatizadas. La promesa de la IA como herramienta democratizadora de la información se entrelaza con el riesgo de que se convierta en un instrumento de opacidad y explotación.

El alma detrás del algoritmo

Detrás de cada línea de código, de cada predicción generada por un modelo de lenguaje, hay una pregunta humana. ¿Qué buscamos cuando delegamos nuestra intuición, nuestra emoción, a una máquina? Tal vez certeza. Tal vez control. O simplemente la ilusión de vencer al azar. Lo cierto es que la apuesta ya no es solo sobre quién gana un partido, sino sobre quién o qué decide apostar.

En este cruce entre tecnología, dinero y deseo, la inteligencia artificial no solo transforma la forma en que jugamos, sino la forma en que entendemos la toma de decisiones. Y aunque los datos crezcan, aunque los modelos se perfeccionen, la verdadera incógnita sigue siendo el ser humano que pulsa el botón de confirmar. Porque incluso en un mundo gobernado por algoritmos, el riesgo más profundo sigue siendo el que asumimos al creer que podemos eliminarlo por completo.

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