En una oficina cualquiera de Madrid, un abogado revisa contratos con una asistente que no parpadea, no se cansa y responde en segundos. No es ciencia ficción. Es Harvey AI, una startup que está revolucionando la forma en que las empresas grandes como Repsol gestionan su trabajo legal, y que ahora planta bandera en España con nuevas contrataciones en la capital.
El salto europeo de una estrella de la IA
Harvey AI no suena aún como un nombre familiar en las calles de Barcelona o Bilbao, pero en los despachos de Silicon Valley y en las salas de juntas de energéticas globales ya es una presencia inevitable. Fundada con la visión de transformar el sector legal mediante inteligencia artificial generativa, la compañía ha crecido a un ritmo vertiginoso. En 2023, cerró un acuerdo clave con Repsol, integrando su tecnología en el día a día del equipo jurídico de la petrolera. Una señal clara esta no es una herramienta de futuro. Es del presente.
Gabe Pereyra, cofundador y presidente de Harvey AI, no oculta sus ambiciones. La empresa ya opera en 58 países, pero Europa se ha convertido en un foco estratégico. Madrid es ahora uno de los puntos clave en esa expansión. Contratar talento en España no es solo un movimiento geográfico, sino un mensaje Europa está en el radar y quiere escalar rápido.
"Estamos ya en 58 países y el objetivo es ser mucho más grandes" - Gabe Pereyra, cofundador y presidente de Harvey AI
El crecimiento acelerado no sería posible sin el respaldo financiero de gigantes de la inversión. Harvey AI ha captado cerca de 800 millones de dólares en su historia, con una última ronda de 160 millones. Su valoración, según Bloomberg, subió de 3.000 millones de dólares en febrero a 8.000 millones apenas meses después. Un salto que puede sonar excesivo, casi especulativo. Pero Pereyra no se inmuta.
¿Burbuja de IA o nueva revolución digital?
Cada día aparecen nuevas startups de inteligencia artificial con valoraciones estratosféricas. Algunos recuerdan la burbuja punto com del 2000. Otros, como Pereyra, ven algo más profundo. Para él, la IA no es un fenómeno pasajero. Es una transformación estructural, comparable al nacimiento de los ordenadores personales o la llegada de internet.
"La IA va a ser la próxima versión de los computadores personales y de internet, y tengo mucha convicción" - Gabe Pereyra, cofundador y presidente de Harvey AI
Hay una frase de Warren Buffett que Pereyra repite como mantra olvidar el ruido del mercado. En un entorno donde los titulares van de la euforia al escepticismo en cuestión de semanas, esa calma suena casi revolucionaria. No todo lo que brilla es oro, pero en este caso, el brillo viene acompañado de uso real, de clientes que pagan por resultados.
Y esos resultados están en despachos legales, donde la IA analiza miles de páginas en segundos, detecta cláusulas críticas, propone modificaciones y aprende del estilo de cada equipo. No reemplaza abogados. Los potencia. Es como si cada profesional tuviera un becario brillante, con memoria perfecta y sin necesidad de dormir.
El motor detrás del éxito alianzas y ética
Uno de los secretos mejor guardados de Harvey AI es su red de inversores. Entre ellos figuran nombres que son leyenda en el mundo tecnológico Andreessen Horowitz, Sequoia Capital, Google Ventures… y OpenAI, a través de su fondo para startups. Pereyra no lo oculta trabajar con OpenAI fue una ventaja decisiva.
"Fueron nuestros primeros inversores, trabajamos de forma cercana y nos encantó trabajar con ellos. Nos han ayudado a mejorar nuestros modelos" - Gabe Pereyra
Pero con tanto poder tecnológico, surge una pregunta inevitable ¿y la ética? ¿Qué pasa con la confidencialidad de los contratos, con los datos sensibles de las empresas? Pereyra es contundente las barreras están aseguradas. La privacidad, la protección de datos y los requisitos de los clientes no son un trámite. Son el cimiento.
- La IA no comparte datos entre clientes
- Los modelos se entrenan con información anónima y controlada
- Los sistemas cumplen con regulaciones estrictas de protección de datos
Para Pereyra, esto no es negociable. La confianza es la moneda de cambio en un sector donde un error puede costar millones.
Silicon Valley como termómetro
¿Cómo saber si una tecnología va a trascender? Para muchos, la respuesta está en Silicon Valley. No por snobismo, sino por observación empírica. Donde los ingenieros adoptan algo con entusiasmo, el resto del mundo suele seguir.
"Silicon Valley es un indicador, yo uso esta tecnología de seis a ocho horas al día, y nuestro equipo de ingeniería y la mayoría de los equipos de ingeniería en Silicon Valley la utilizan"
Si los creadores de tecnología son también sus usuarios más intensos, es porque algo está cambiando en la forma de trabajar. No se trata solo de automatizar tareas. Se trata de ampliar la capacidad humana. De pensar más rápido, con más contexto, con menos errores.
Harvey AI no es solo una herramienta legal. Es un reflejo de una transformación más amplia. Una en la que los profesionales de todos los sectores tendrán que aprender a colaborar con una inteligencia que no piensa como nosotros, pero que puede ayudarnos a pensar mejor.