La película Together, un thriller psicológico australiano protagonizado por Dave Franco y Alison Brie, se ha convertido en el centro de una polémica internacional tras su manipulación con inteligencia artificial para su proyección en China. En una versión mostrada durante un preestreno el 12 de septiembre, una escena que originalmente presentaba una boda entre dos hombres fue alterada digitalmente, sustituyendo el rostro de uno de los novios por el de una mujer. Esta intervención, realizada con técnicas de IA, no solo modifica el contenido visual, sino que transforma por completo el significado de la escena y el mensaje del filme.
Las reacciones en redes sociales chinas, especialmente en Weibo, no tardaron en surgir. Usuarios denunciaron la manipulación como un acto inaceptable de censura encubierta. El intercambio de caras mediante IA es inaceptable cambia por completo la visión creativa original, escribió uno de ellos. Otro añadió que lo que ocurre fuera de la película es aún más aterrador que lo que se muestra en ella, una frase que resume el temor creciente ante la normalización de estas intervenciones tecnológicas invisibles.
China exige que todas las producciones extranjeras pasen por un riguroso filtro de aprobación antes de ser exhibidas. Este control no es nuevo, pero la edición digital mediante inteligencia artificial representa un salto cualitativo en la censura. A diferencia de cortes directos o escenas eliminadas, estas alteraciones modifican el contenido sin que el espectador lo note necesariamente, lo que plantea serias preocupaciones éticas y técnicas sobre la autenticidad del arte cinematográfico.
Las restricciones a la representación de colectivos LGBTQ+ en China han aumentado en los últimos años. En 2021, el regulador televisivo chino emitió una norma que prohibía la aparición de «hombres afeminados» en pantalla, parte de una política más amplia de supresión de contenidos considerados «no alineados con los valores tradicionales».
Esta censura no es aislada. En 2018, la película Bohemian Rhapsody fue editada para eliminar cualquier referencia a la homosexualidad de Freddie Mercury. Del mismo modo, en la serie Friends, las escenas que aludían a la relación lésbica de Carol y Susan fueron suprimidas en su emisión en el país.
La polémica en torno a Together escaló rápidamente. Tras las críticas en redes sociales, el distribuidor chino canceló sin dar explicaciones el estreno comercial de la película, que estaba previsto para el 19 de septiembre. Este silencio añade más misterio al caso, pero también evidencia el poder que tienen las autoridades y empresas locales para decidir qué narrativas son o no aptas para el público.
Diamond Films, la productora de Together, describe la película como «Una experiencia de body horror intensa e inquietante que critica la codependencia en las relaciones de pareja». El uso de inteligencia artificial para alterar una boda entre dos hombres no solo borra una representación LGBTQ+, sino que distorsiona el núcleo temático del filme. Esta edición no es una simple corrección, es una reescritura forzada de la historia. El control del contenido cinematográfico ya no se limita a tachar escenas, sino a rehacerlas con tecnología avanzada, lo que pone en jaque la integridad del arte y la libertad de expresión.
Un precedente preocupante y no solo es China.
- La manipulación de Together marca un antes y un después en la censura cinematográfica ya no se trata solo de eliminar, sino de sustituir y reconfigurar.
- La falta de transparencia sobre estos cambios dificulta la vigilancia crítica por parte del público.
- El uso de IA para alterar identidades de personajes plantea dilemas éticos sobre la propiedad del rostro, la intimidad digital y el consentimiento.
- Este caso refleja cómo la tecnología puede ser usada no para enriquecer el arte, sino para someterlo a agendas ideológicas.
La historia de Together en China ya no es solo sobre una película, sino sobre el futuro de la creación artística en un mundo donde la tecnología permite reescribir la realidad con solo un clic. La censura digital silenciosa es quizás la más peligrosa porque no deja rastro visible, y su normalización podría llevar a aceptar sin cuestionar versiones alteradas de historias que nunca deberían ser modificadas. El cine, como espejo de la sociedad, corre el riesgo de reflejar no lo que es, sino lo que otros deciden que debe ser.