La revolución de GPT-5 en la empresa entre la eficiencia y el vértigo del futuro
En la creciente galaxia de la inteligencia artificial, la irrupción de GPT-5 está redefiniendo el equilibrio de fuerzas. Empresas punteras como Cursor, Vercel, JetBrains y Factory han apostado fuerte han convertido GPT-5 en su modelo por defecto, no solo por su velocidad de despliegue, sino por su capacidad de ofrecer resultados superiores en tareas complejas. Frente a modelos previos, la diferencia no es solo técnica; es el tipo de avance que se palpa en cada rincón de la empresa.
El propio CEO de Box, Aaron Levi, lo subraya con palabras que resuenan en todo el sector. Habla de un "gran avance" y de un razonamiento de GPT-5 "que otros modelos no pueden igualar". Cuando la voz de quienes están en la primera línea coincide, conviene mirar de cerca. El verdadero cambio se percibe cuando las máquinas ofrecen más que automatización comienzan a rozar una forma incipiente de comprensión.
Cursor, una de las compañías que han tomado partido, ofrece hoy a sus usuarios la opción de elegir entre Claude Opus 4.1, GPT-5 y otros modelos destacados de IA. La opción responde a una cuestión básica ¿qué necesita cada cliente, en coste y eficiencia? Este abanico revela no solo una competencia feroz, sino también la exigencia de transparencia y flexibilidad que demandan las empresas ante una tecnología que avanza a pasos agigantados.
Un mercado en ebullición cuotas, cifras y sorpasso de la IA
Hasta hace apenas unos meses, según datos de Menlo Ventures, Anthropic lideraba el mercado empresarial de IA con Claude y un 32% de cuota, frente al 25% de OpenAI. Anthropic sustenta el 80% de su facturación en los contratos con empresas, lo que explica la pugna encarnizada por cada punto porcentual de mercado.
Durante el último semestre, Anthropic ha logrado cifras impresionantes tres mil millones de dólares en ingresos, mil millones solo en el mes de junio. La dimensión de los contratos firmados se ha triplicado respecto al año anterior y, quizás lo más revelador, el gasto medio por cliente se ha multiplicado por cinco en doce meses. La inteligencia artificial no es un lujo de futuro es gasto presente, es inversión y carrera empresarial.
Pese a ello, OpenAI ha contraatacado con una estrategia agresiva. La llegada de GPT-5 ha sido un punto de inflexión. Sus usuarios empresariales de pago pasaron de dos a tres millones entre febrero y junio. Este crecimiento extraordinario no solo nace de la potencia tecnológica del nuevo modelo, sino también del precio. GPT-5 se ofrece hasta 7,5 veces más barato que Claude Opus 4.1, marcos que pueden decidir el rumbo de muchas compañías en un periodo de gran incertidumbre económica.
El precio de innovar y la trastienda de los resultados
Las cifras hablan, pero el matiz es clave. La API de GPT-5 presenta tarifas de 1,25 dólares por millón de tokens de entrada y 10 dólares en tokens de salida, mientras el precio de Claude Opus 4.1 escala hasta 15 y 75 dólares respectivamente. Sin embargo, existe una letra pequeña el uso intensivo del razonamiento avanzado en GPT-5 implica generar pasos intermedios, lo que también consume tokens y puede recortar la ventaja de coste respecto al modelo de Anthropic.
Aun así, la apuesta parece clara. El uso de modelos de razonamiento en empresas se ha multiplicado por ocho gracias a GPT-5. Para atender la creciente demanda, OpenAI ha desplegado un equipo de ventas de más de quinientos profesionales, un despliegue que opera de forma independiente a su alianza con Microsoft y que muestra la confianza en el músculo propio. La IA no es sólo algoritmo y números es también, cada vez más, una relación de confianza, un compromiso humano entre quienes investigan, venden y usan la tecnología.
El alma tras los datos la humanidad en la IA
Mirando el cuadro general, conviene aterrizar en la dimensión humana. El salto de GPT-5 no es solo cuestión de velocidad o precio. La infraestructura tecnológica, colosal y costosa, eleva la previsión de OpenAI en gastos a unos 8.000 millones de dólares este año. Pero detrás de esta cifra está la apuesta por transformar no solo el trabajo, sino la vida misma en la empresa y la sociedad. Cada avance en IA no es solo una curva ascendente en las cuentas, es también una invitación a repensar nuestros límites, nuestras colaboraciones e incluso nuestros miedos y esperanzas.
En ese encuentro entre técnica y humanidad, GPT-5 marca una frontera delicada nos desafía a interrogar no solo qué puede hacer una máquina, sino qué queremos ser nosotros a su lado.