En los pasillos de Yale, entre clases de filosofía y laboratorios de informática, algo ha cambiado. La inteligencia artificial ya no es solo una herramienta ni un tema de debate lejano. Es una presencia activa, casi tangible, que ha transformado la forma en que los estudiantes aprenden, investigan y se organizan. En apenas un año, los clubes estudiantiles dedicados a la IA han pasado de ser pequeños grupos de interés a movimientos con cientos de miembros, proyectos ambiciosos y una clara conciencia de que lo que ocurre en las aulas hoy podría definir el futuro de la tecnología mañana.
La Yale Artificial Intelligence Association (AIA), la Yale Artificial Intelligence Alignment (YAIA) y la Yale Artificial Intelligence Policy Initiative (YAIPI) representan tres caras de un mismo fenómeno el despertar colectivo ante el poder y el riesgo de la inteligencia artificial. Cada uno camina por un sendero distinto. La AIA impulsa proyectos técnicos desde el estudiantado, YAIA se enfoca en los riesgos existenciales a largo plazo y YAIPI trabaja en la ética, la gobernanza y la política. Juntos, forman un ecosistema que refleja la complejidad del campo en el que operan.
La AIA, que tras una caída en su membresía llegó a tener solo cinco estudiantes activos, fue reestructurada el verano pasado. Según Ananya Krishna, copresidenta del grupo, hubo una reorganización dramática que incluyó nuevos líderes, mejor comunicación y una estrategia de financiación renovada. Hoy cuenta con unos 100 miembros activos y una lista de correo con cerca de 400 estudiantes interesados. La organización no solo revivió, sino que recuperó su alma como espacio de experimentación y comunidad. Lukas Kellijs, también copresidente, subraya que el grupo quiere ser un centro donde los estudiantes encuentren tanto experiencia práctica como apoyo mutuo.
Al otro extremo del espectro, YAIA (AI Policy Group at Yale) nació hace apenas un año con una preocupación profunda la posibilidad de que la inteligencia artificial supere a la humana en las próximas décadas. Yejun Yun, cofundador, lo dice sin rodeos. El fellowship de ocho semanas que ofrece el grupo no es un taller ligero. Examina literatura esencial sobre seguridad en IA y riesgos catastróficos. Este otoño, admitieron a 25 estudiantes tras recibir muchas más solicitudes.
"La IA superando la inteligencia humana es una posibilidad real en las próximas décadas" afirma Yejun Yun
YAIPI, fundada en 2023, apunta a otro frente. Su presidenta, Sydney Simpson, explica que muchas voces en los debates sobre IA provienen de ingenieros o filósofos especializados, pero falta la participación de quienes no tienen formación técnica. El objetivo de YAIPI es abrir esos debates. Su programa principal, el Turing Fellowship, es un curso intensivo de seis semanas que este semestre admitió a más de 40 estudiantes. También organizan brunches quincenales sobre regulación federal y lanzamientos de nuevos modelos, y están explorando grupos de investigación en política que podrían expandirse más allá del campus.
"Nuestra misión es aumentar la alfabetización sobre política de IA entre el estudiantado", comenta Sydney Simpson , presidenta de YAIPI
Y esa alfabetización no es solo técnica, sino social, ética, política. El grupo ya está en conversaciones con la AIA para desarrollar un proyecto conjunto, combinando conocimiento técnico con análisis de políticas. Creo que la comunidad de IA en Yale y en el mundo puede beneficiarse de un poco de transparencia, añadió.
El interés no es solo estudiantil. En verano de 2024, la Universidad de Yale anunció una inversión de 150 millones de dólares en inteligencia artificial durante cinco años, un señal clara de que la institución reconoce el momento histórico que se está viviendo. Pero también hay tensiones. En septiembre, todos los nuevos estudiantes asistieron a presentaciones obligatorias donde se les advirtió sobre el uso de IA generativa en sus tareas. Un slide titulado Common Pitfalls mencionaba directamente ChatGPT, recordando que usar texto generado sin atribución viola la integridad académica.
Y es que Chat GPT, lanzado en noviembre de 2022, ya ha transformado el paisaje educativo. Lukas Kellijs observa una división clara entre departamentos. Los profesores de informática, que antes desconfiaban de la IA, ahora animan a sus estudiantes a usarla. En cambio, disciplinas como historia o sociología imponen reglas mucho más estrictas. Es una muestra de que no hay una sola respuesta, sino múltiples realidades enfrentando la misma tecnología.
Un movimiento que va más allá de Yale
- La AIA, con su enfoque técnico, impulsa proyectos que permiten a los estudiantes aplicar sus conocimientos en entornos reales.
- YAIA, con su mirada al futuro, se pregunta qué pasa si la IA se vuelve más inteligente que nosotros.
- YAIPI, desde la política y la ética, busca democratizar el debate y formar ciudadanos críticos frente a la tecnología.
Juntos, estos grupos no solo responden a la urgencia del momento. Están ayudando a definir un nuevo tipo de formación una que combina código, conciencia y responsabilidad. En Yale, la inteligencia artificial ya no es solo una asignatura. Es una conversación colectiva, con voces diversas, que busca, más que respuestas rápidas, el sentido profundo de lo que estamos construyendo.