8 de cada 10 personas eligen batería sobre diseño delgado en sus smartphones, un mensaje claro

Los resultados fueron contundentes. Ocho de cada diez personas eligieron la batería. No solo eso el 88 por ciento priorizó la autonomía frente a la estética delgada, un porcentaje que no deja lugar a dudas.

28 de noviembre de 2025 a las 06:55h
88 de los usuarios prefieren bateria larga en sus teléfonos
88 de los usuarios prefieren bateria larga en sus teléfonos

En noviembre de 2025, más de ocho mil quinientos lectores respondieron a una encuesta que parecía sencilla, casi trivial ¿prefieres un móvil con una batería enorme o uno delgado? Pero detrás de esa pregunta había un debate mucho más profundo sobre el rumbo de la tecnología móvil, sobre lo que valoramos cuando sostenemos un dispositivo que ha dejado de ser solo un teléfono para convertirse en una extensión de nosotros mismos.

Los resultados fueron contundentes. Ocho de cada diez personas eligieron la batería. No solo eso el 88 por ciento priorizó la autonomía frente a la estética delgada, un porcentaje que no deja lugar a dudas. Solo un puñado, el 7,7 por ciento, apostó por la delgadez. Y un pequeño grupo marginal afirmó que ninguna de las dos cosas les importa demasiado. Pero el mensaje era claro el usuario ha hablado, y lo ha hecho con el bolsillo, con el uso diario, con la frustración acumulada de quedarse sin batería a media jornada.

El precio de la estética

En los últimos meses, dos de los gigantes del sector, Apple y Samsung, lanzaron al mercado sus apuestas más delgadas hasta la fecha el iPhone Air y el Galaxy S25 Edge. Ambos dispositivos, diseñados como joyas tecnológicas, con perfiles que rozan lo escultural, han decepcionado en ventas. No alcanzaron ni siquiera las previsiones más conservadoras. Y ahora circulan rumores persistentes es posible que estas líneas no tengan sucesor.

¿Por qué? Porque, según los consumidores, estos móviles de más de mil euros no ofrecen lo que se espera a ese precio. No es solo que la batería sea insuficiente, es que todo el paquete funcional parece sacrificado. Las cámaras, por ejemplo, se han visto afectadas. Y no es una percepción aislada.

Las cámaras necesitan espacio, especialmente para sensores más grandes y ópticas más ambiciosas

Este comentario, repetido por varios lectores, pone el dedo en la llaga. La fotografía móvil ha avanzado gracias a sensores más grandes, lentes más complejas, estabilización óptica. Todo eso requiere volumen. Y cuando se prioriza la delgadez, se pierde en rendimiento. No es magia, es física. Reducir el grosor no es solo un cambio estético, es una renuncia técnica.

La ilusión del diseño

Hay un comentario que destaca entre los muchos que se recogieron, y que resume el sentir general

Esa estética tiene un coste funcional… no solo una batería más pequeña, sino también peores cámaras

Es la voz de un usuario anónimo, pero con una lucidez que muchos diseñadores deberían escuchar. El diseño no puede imponerse sobre la funcionalidad, especialmente cuando hablamos de dispositivos que usamos más de cien veces al día. Un móvil no es un objeto de decoración, es una herramienta de vida cotidiana.

Y aquí surge una ironía. El mismo usuario que firmó esa crítica añadió una reflexión técnica brillante

En 2025, cuando hablamos de baterías enormes, ya no nos referimos a teléfonos con un grosor descomunal. El OnePlus 15 tiene solo 9 mm de grosor, y si teléfonos como el Galaxy S o el iPhone igualaran la altura del módulo de la cámara, podrían albergar baterías mucho más grandes sin aumentar mucho el grosor.

Es un dato revelador. La tecnología ya permite baterías grandes sin sacrificar por completo el diseño. El Xiaomi Redmi 15, por ejemplo, incorpora químicas modernas como el silicio-carbono, que permiten densidades energéticas superiores en espacios reducidos. No estamos hablando del pasado, cuando los móviles eran ladrillos. Estamos en una era en la que la ingeniería puede equilibrar forma y función.

El nicho que perdura

Pero no todo el mundo piensa igual. Aunque minoritario, existe un segmento fiel a los móviles ultradelgados. Para ellos, el diseño es símbolo de distinción, de exclusividad. No buscan rendimiento extremo, sino un objeto que transmita estatus. Es un nicho, sí, pero real. Y mientras las grandes marcas responden a la mayoría, este grupo seguirá valorando la finura como un fin en sí mismo.

El problema es cuando ese nicho se convierte en tendencia general, cuando los fabricantes imponen una estética como si fuera el único camino posible. La innovación no debe ser dictada por modas efímeras, sino por necesidades reales.

Quizá el verdadero triunfo de esta encuesta no esté en sus números, sino en lo que simbolizan una vuelta del usuario al centro del diseño. No somos espectadores pasivos. Elegimos. Exigimos. Y cuando se nos pregunta, respondemos con claridad. Ahora toca escucharnos.

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