90% de los fallos de rendimiento en móviles se solucionan con un reinicio: el primer paso que ignoramos

Mantener la pantalla a tope de luminosidad todo el día no solo devora batería, sino que puede reducirla a menos de un día de autonomía. Y no es solo cuestión de tener que cargar más veces.

03 de diciembre de 2025 a las 07:05h
el brillo al maximo reduce la bateria del movil
el brillo al maximo reduce la bateria del movil

¿Cuántas veces has mirado la pantalla de tu móvil y has sentido que algo no cuadra? Que, por mucho que lo cargues, la batería se desvanece como nieve bajo el sol. Que, aunque tenga 12 gigas de RAM, el dispositivo se atasca al abrir la cámara. Que, por la noche, tras revisar un mensaje, tus ojos arden y la cabeza empieza a palpitar. No eres tú. Es tu relación con el teléfono. Y más precisamente, cómo lo usas.

El brillo que ciega y agota

Las pantallas actuales son obras de ingeniería. OLED, AMOLED, resoluciones cercanas a lo cinematográfico, tasas de refresco que rozan los 120Hz. Todo eso suena a progreso, y lo es. Pero hay un precio el consumo energético. Sobre todo cuando el brillo está al máximo.

Mantener la pantalla a tope de luminosidad todo el día no solo devora batería, sino que puede reducirla a menos de un día de autonomía. Y no es solo cuestión de tener que cargar más veces. El exceso de brillo, especialmente en entornos oscuros, afecta a nuestra salud visual. Puede provocar ojos irritados, dolores de cabeza, incluso mareos. Es como leer bajo una bombilla de 100 vatios en una habitación a oscuras tu cuerpo protesta.

La solución está en el brillo automático. Deja que el sensor del móvil adapte la intensidad a la luz ambiente. Es más cómodo, más eficiente y mucho más saludable. Y si quieres ahorrar aún más, desactiva el Always On Display. Esa pequeña ventana que muestra la hora incluso en reposo consume energía de forma constante.

Reiniciar el móvil el truco olvidado que lo arregla casi todo

Nos cuesta admitirlo, pero tratamos a nuestros móviles como si fueran infalibles. Les exigimos que corran decenas de apps, que se conecten a redes, que monitoricen nuestra salud, que nos notifiquen cada vez que alguien respira en Twitter. Y luego nos sorprende que se ralenticen.

Un dispositivo con 12GB de RAM puede volverse lento si tiene demasiadas tareas en segundo plano. La memoria se llena, los procesos se enredan. Y entonces llega el momento el dedo se mueve con ansiedad sobre la pantalla, intentando abrir una app que no responde.

"Por este motivo se aconseja que cuando un móvil vaya lento, lo primerísimo de todo sea reiniciarlo." - ingeniero de software móvil

Reiniciar no es un gesto de rendición. Es mantenimiento. Es como darle al cerebro del teléfono un lavado de cara. Libera memoria, cierra procesos colgados, restablece conexiones. Y muchas veces, es todo lo que necesita para volver a volar.

Cargar el móvil en frío y apagar para ganar tiempo

Cargamos el móvil mientras lo usamos. Lo metemos al cargador por la noche, pero seguimos mirando redes, viendo vídeos, respondiendo correos. El problema es que mientras el dispositivo está encendido, sigue consumiendo energía. La carga se ralentiza, porque la batería alimenta el sistema al mismo tiempo que recibe carga.

Apagar el teléfono para cargarlo no es una excentricidad. Es eficiencia. Así, la energía entra sin distracciones, sin pérdidas. La diferencia puede ser notable minutos, incluso horas, de carga ahorrados. Y si lo usas como alarma, no necesitas tenerlo encendido todo el tiempo. El modo avión cumple un papel parecido desactiva WiFi, datos y sincronización, y deja solo lo esencial.

La seguridad está en los detalles

Un simple gesto puede salvar tu privacidad. Apagar el móvil no solo ayuda a cargarlo más rápido, sino que reduce drásticamente el riesgo de que hackeen tu dispositivo. Algunas vulnerabilidades se explotan mientras el sistema está activo, incluso en segundo plano. Cortar la corriente interrumpe esos intentos. Es una medida que suena rudimentaria, pero que la principal agencia de seguridad nacional del planeta recomienda como práctica básica.

No se trata de vivir en paranoia, sino de entender que nuestros móviles son ordenadores personales con acceso a todo bancos, mensajería, ubicaciones. Y como tales, necesitan cuidados mínimos de protección.

Desconectar tu smartphone para durar más

¿Usas datos móviles mientras estás en casa, conectado al WiFi? ¿Tienes el GPS activado todo el día? ¿El NFC encendido sin necesidad? Todas esas funciones consumen energía, incluso cuando no las usamos activamente. El GPS, por ejemplo, mantiene activos sensores y radios que escanean constantemente.

Desactivar datos móviles, GPS y NFC cuando no los necesitas puede alargar la vida de la batería de forma significativa. Es como apagar las luces al salir de una habitación obvio, pero a menudo olvidado.

Y si activas el modo avión por la noche, además de ahorrar batería, evitas que el móvil se pase horas sincronizando correos, notificaciones y actualizaciones. Aunque hay un detalle si tienes la función 'Sincronizar' activada, se consume más energía. Y si la desactivas, deberás actualizar manualmente cuentas como Gmail o WhatsApp. No es una gran tarea, pero requiere un cambio de hábito.

El antídoto contra la dependencia digital

Los móviles no están diseñados para que los cuidemos. Están diseñados para que los usemos todo el tiempo. Pero como cualquier herramienta poderosa, requieren un uso consciente. Apagarlos de vez en cuando no es perder conexión, es recuperar control.

Reiniciar, ajustar el brillo, desactivar funciones innecesarias, cargar en frío… no son trucos mágicos. Son gestos simples que, sumados, cambian la experiencia. Hacen que el dispositivo dure más, funcione mejor, y nos afecte menos.

Quizá el verdadero lujo tecnológico no sea tener la mejor pantalla o la mayor RAM, sino saber usar lo que ya tenemos.

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