AEPD sobre WhatsApp: "La comodidad no puede estar por encima de la privacidad de los menores"

La AEPD considera que el uso de WhatsApp en el entorno educativo supone un riesgo evidente para la privacidad de los menores y de los propios padres.

14 de octubre de 2025 a las 10:45h
la comodidad no puede estar por encima de la privacidad
la comodidad no puede estar por encima de la privacidad

Los grupos de WhatsApp en colegios se han convertido en una herramienta cotidiana para la comunicación entre padres, madres y profesores. Sin embargo, lo que parecía una solución práctica y eficiente está siendo cuestionada por su impacto en la privacidad de los menores y en el cumplimiento de la normativa de protección de datos. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha emitido un mensaje claro los centros educativos no pueden utilizar WhatsApp como canal oficial de comunicación con las familias. Esta decisión no es caprichosa, sino el resultado de un análisis riguroso sobre los riesgos que implica el uso de una plataforma diseñada para el ámbito personal en contextos institucionales como el escolar.

La AEPD considera que el uso de WhatsApp en el entorno educativo supone un riesgo evidente para la privacidad de los menores y de los propios padres.

Dado que la aplicación no forma parte de los canales autorizados, como circulares electrónicas, plataformas propias, portales educativos o correos institucionales, su empleo queda fuera de la legalidad salvo en casos muy excepcionales, como situaciones de urgencia. La comodidad no puede estar por encima de la privacidad de los menores, subraya la agencia, recordando que WhatsApp no ofrece las garantías de protección de datos que exige la ley en el ámbito educativo.

Uno de los problemas más graves es la creación de grupos sin el consentimiento previo de todos los participantes. Incluir a un padre en un grupo sin pedir permiso supone exponer sus datos personales, lo que puede considerarse una infracción grave de la Ley de Protección de Datos. Además, dentro de estos chats surgen con frecuencia malas prácticas, como publicar fotos de excursiones sin autorización, mantener debates abiertos que derivan en conflictos o reenviar mensajes fuera del grupo, lo que amplifica el riesgo de difusión no controlada de información sensible.

La dimensión humana de este asunto también ha dejado huella en la justicia. En un caso judicial reciente, una madre fue denunciada por calumniar a una profesora a través de un grupo de WhatsApp de padres, evidenciando cómo estos espacios, aunque nacen con buenas intenciones, pueden convertirse en focos de tensiones y conflictos si no se gestionan con responsabilidad.

La AEPD no prohíbe de forma absoluta la existencia de grupos de padres, especialmente aquellos que se generan de manera espontánea y fuera del ámbito escolar. Estos pueden ser útiles si se usan con responsabilidad, siempre que se respeten los derechos de privacidad de todos y se evite el uso inadecuado de información. Lo que sí rechaza es que el centro educativo los promueva, impulse o los considere canales oficiales de comunicación.

"La comodidad no puede estar por encima de la privacidad de los menores." AEPD

Ante esta situación, las instituciones recuerdan a la comunidad educativa que existen alternativas seguras y legales. Los centros deben adoptar canales de comunicación que cumplan con la normativa, como plataformas digitales específicas para la educación, portales institucionales o correos electrónicos oficiales. Estas herramientas no solo protegen la privacidad, sino que también permiten un registro formal de la comunicación, algo que WhatsApp no garantiza.

El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) también ha intervenido, recordando que los usuarios disponen de una línea gratuita de ayuda en ciberseguridad, el número 017, para resolver dudas o denunciar incidentes relacionados con el uso inseguro de tecnologías. Esta herramienta es especialmente útil para familias y docentes que buscan orientación sobre cómo comunicarse de forma segura y responsable.

AEPD llama a la responsabilidad digital

Este debate no es solo técnico, sino profundamente ético. La tecnología debe servir para mejorar la educación, no para poner en riesgo los derechos fundamentales de los niños y niñas. El uso de plataformas no reguladas en contextos educativos puede tener consecuencias legales y emocionales. La confianza en las instituciones escolares se construye también con el respeto al marco legal y a la dignidad de cada persona.

Es momento de repensar hábitos que parecían inofensivos. La privacidad no es un obstáculo para la comunicación, sino su fundamento. Los padres, madres, docentes y administradores deben colaborar para establecer canales seguros, transparentes y acordes a la normativa. La educación también se construye con ejemplo en el uso responsable de la tecnología.

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