Imagina una casa con tres plantas, varias habitaciones, electrodomésticos inteligentes por doquier, alguien jugando online, otro en una videollamada laboral y un tercero viendo una serie en 4K. Y sin embargo, el Wi-Fi no se cae, no se traba, no se queja. Eso es lo que promete el nuevo sistema de red Mesh de Xiaomi, el BE3600 Pro, que acaba de aterrizar en España con la intención de poner orden en el caos invisible de las señales inalámbricas.
El enemigo silencioso de cualquier hogar moderno no es la humedad ni las cucarachas. Es la mala cobertura de internet. Cuantas más paredes, más dispositivos y más exigencias digitales, más se fragmenta esa señal que debería ser constante. El BE3600 Pro quiere ser el arquitecto de una red inalámbrica estable, rápida y capaz de crecer con tu vida conectada. Un solo router puede cubrir hasta 160 metros cuadrados, lo que lo hace ideal para pisos amplios o viviendas unifamiliares medianas.
Pero su verdadera fuerza está en la palabra que repite como mantra Mesh. Red en malla. Esto no es solo un nombre bonito. Es una arquitectura inteligente donde varios nodos el router central y repetidores satélite se comunican entre sí como una colonia de hormigas organizada, distribuyendo la señal sin puntos muertos. Puedes conectar hasta 10 unidades en una única red. Una sola red para toda la casa, sin tener que cambiar de nombre de red cada vez que subes al ático o bajas al sótano.
La velocidad también da un salto. Gracias al estándar Wi-Fi 7, el sistema puede alcanzar hasta 3600 Mbps. ¿Qué significa eso en el mundo real? Que descargar una película en 4K puede tomar segundos, que cargar un juego pesado en la consola no interrumpa la videollamada de tu pareja, y que el teletrabajo no sea un ejercicio de paciencia. La clave está en una tecnología llamada Multi-Link Operation o MLO. En lugar de usar una sola banda como hacían los routers antiguos, ahora se pueden usar simultáneamente las bandas de 2,4 GHz y 5 GHz. Es como tener dos carreteras en vez de una, y poder cambiar de carril sin perder velocidad.
El hardware acompaña la ambición. Cuenta con un puerto WAN/LAN adaptativo de 2,5 gigabits, capaz de soportar hasta 2000 Mbps. Esto es relevante porque cada vez más operadores ofrecen fibra de 1000 Mbps o más. Si tu router no tiene un puerto a la altura, estás tirando velocidad por la ventana. Además, trae tres puertos LAN de 1 gigabit, ideales para conectar ordenadores, consolas o discos NAS por cable, donde la estabilidad es clave.
Pero no todo es velocidad y cobertura. Hay detalles que rozan lo humano. Por ejemplo, el sistema incluye una función NFC que permite conectar dispositivos Android con solo acercarlos. Un gesto, un toque. Ya está. No más contraseñas, no más esperas. Es un pequeño placer cotidiano, como encender la luz con un chasquido. También es compatible con HyperOS Connect, el ecosistema de Xiaomi, lo que facilita la conexión y gestión de dispositivos de la marca.
Y aquí viene un dato que muchos pasarán por alto, pero que podría marcar el futuro el BE3600 Pro permite integrar hasta 128 dispositivos Wi-Fi y 300 dispositivos Bluetooth. Sí, Bluetooth. Gracias a la compatibilidad con Bluetooth Mesh, puedes conectar bombillas, sensores, cerraduras o enchufes inteligentes sin saturar la red principal. Es como tener un canal secundario para los pequeños actores del hogar conectado.
Precio y disponibilidad del BE3600 Pro de Xiaomi
El sistema llega con dos opciones claras. Si solo necesitas mejorar la cobertura en una vivienda, puedes comprar la unidad central por 129,99€. Pero si tu casa es más grande o tienes muchos puntos muertos, la versión con el router central y dos satélites repetidores cuesta 289,99€. Es una inversión, sí, pero también una apuesta por una conectividad que no se resienta con el tiempo ni con el uso.
El Wi-Fi no es solo un servicio. Es el aire digital que respiramos. Cuando falla, se resiente el trabajo, la comunicación, el entretenimiento. Un buen router ya no es un electrodoméstico más. Es una pieza clave de la tranquilidad doméstica. Y con el BE3600 Pro, Xiaomi parece haber entendido que la tecnología no debe ser invisible, sino imperceptible presente, pero nunca intrusiva.