80% menos que el iPhone, pero con la misma rentabilidad. El negocio oculto de las grabadoras con IA

El dispositivo se concibe como una herramienta profesional y no como un aparato espía. Para reforzar este mensaje, el dispositivo incluye una luz de estado que se enciende cuando está en modo de grabación.

14 de septiembre de 2025 a las 10:25h
1 millon de dispositivos de IA vendidos
1 millon de dispositivos de IA vendidos

En una época donde la inteligencia artificial parece infiltrarse en cada rincón de nuestra vida, un pequeño dispositivo del tamaño de un pendrive está llamando poderosamente la atención. NotePin, fabricado por la startup Plaud con sede en San Francisco y Shenzhen, no parece mucho a simple vista pero esconde una capacidad transformadora. Este artefacto graba conversaciones cotidianas y las convierte automáticamente en transcripciones y resúmenes estructurados. Desde su lanzamiento en 2023 ha vendido más de un millón de unidades y ha generado un debate silencioso sobre el futuro del trabajo, la privacidad y la ética en la era de la IA.

El éxito comercial de NotePin es indiscutible. A un precio de 169,90 euros, el modelo base compite directamente con otras opciones como el Note Pro, que se ofrece por 189 euros. Forbes destaca que Plaud ya prevé alcanzar los 250 millones de dólares en ingresos anualizados, con márgenes próximos al 25 por ciento, una cifra que rivaliza con la rentabilidad del iPhone. Este rendimiento económico no es casual. El auge del hardware con IA ha atraído más de 350 millones de dólares en inversiones recientes, y empresas tecnológicas grandes y pequeñas están apostando fuerte por dispositivos que integren inteligencia artificial de forma tangible.

Sin embargo, no todos los intentos han tenido el mismo destino. Rabbit lanzó su R1 como un asistente físico con IA que prometía liberar a los usuarios de sus móviles, pero el producto fue criticado por ofrecer funciones que ya estaban disponibles en aplicaciones comunes. Humane, por su parte, presentó el AI Pin como un reemplazo radical del teléfono inteligente, pero el proyecto terminó en fracaso, incapaz de convencer a los consumidores de que necesitaban un nuevo tipo de dispositivo. En este contexto, el enfoque de Plaud parece más pragmático y ajustado a necesidades reales del día a día.

Una herramienta para profesionales, no para espías

Nathan Xu, cofundador de Plaud, insiste en que el NotePin no está diseñado para grabar a escondidas.

"El dispositivo se concibe como una herramienta profesional y no como un aparato espía"

Para reforzar este mensaje, el dispositivo incluye una luz de estado que se enciende cuando está en modo de grabación, una medida de transparencia que busca aliviar preocupaciones éticas. Aun así, el uso de estos dispositivos no está exento de riesgos legales. En lugares como California, grabar una conversación sin el consentimiento de todas las partes puede acarrear multas o incluso penas de cárcel, aunque en la práctica estas normativas rara vez se aplican con rigor.

Plaud ha optado por una estrategia de negocio que combina hardware y software mediante planes de suscripción. Ofrece un plan básico gratuito, ideal para usuarios ocasionales. El plan Pro, a 110,99 euros al año, permite 1200 minutos mensuales de transcripción y funciones avanzadas como resúmenes inteligentes y extracción de tareas. El plan Ilimitado, a 249,99 euros anuales, está pensado para profesionales intensivos como médicos, abogados o periodistas que necesitan grabar y transcribir continuamente. Estos dispositivos no solo registran palabras, también aprenden a interpretar su contexto.

Sectores clave para este dispositivo de IA

Uno de los frentes más interesantes donde Plaud está consolidándose es el sector sanitario. La compañía adquirió una startup de software hospitalario para reforzar su posición frente a competidores como Abridge o Nuance, propiedad de Microsoft. En entornos médicos, donde cada minuto cuenta y los errores de documentación pueden tener consecuencias graves, la capacidad del NotePin para transcribir consultas y generar informes clínicos automáticos representa una revolución sutil pero profunda. No se trata solo de ahorrar tiempo, sino de devolverlo a la relación entre médico y paciente.

Mientras tanto, en China, DingTalk lanzó en agosto el A1, un dispositivo con capacidades similares pero aún más ambiciosas. Capaz de transcribir, resumir y traducir conversaciones en más de 100 idiomas, el A1 se apoya en el laboratorio Tongyi AI, entrenado con más de 100 millones de horas de audio y especializado en la jerga técnica de 200 sectores profesionales. Aunque su precio inicial es atractivo unos 60 euros al cambio no está disponible fuera del mercado chino, lo que refleja una estrategia de control territorial en un campo cada vez más competitivo.

Amazon también ha entrado en este juego con la adquisición de Bee, una startup especializada en grabadoras compactas para ejecutivos. Esta movida indica que las grandes tecnológicas ven en estos dispositivos no solo un nicho de mercado, sino un posible puente hacia nuevos modelos de interacción humana con la IA.

"El futuro del trabajo no será solo digital, será conversacional"

Plaud, registrada en Delaware y con servidores en Estados Unidos, asegura que los datos de los usuarios están almacenados bajo estrictos protocolos de seguridad. Pero más allá de la tecnología, lo que realmente está en juego es el alma de nuestras conversaciones. En un mundo donde todo puede convertirse en dato, la pregunta no es solo cómo grabamos, sino qué hacemos con lo que se dice. Detrás de cada transcripción hay una voz, una emoción, una intención humana. Y tal vez, la verdadera inteligencia artificial no sea la que escucha, sino la que sabe respetar lo que oye.

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