92% de precisión en sistemas cuánticos, pero aún fallan en entornos reales

Google en 2019 marcó un hito al anunciar que un procesador cuántico podía resolver una tarea en minutos que a un superordenador clásico le habría llevado miles de años.

03 de septiembre de 2025 a las 07:20h
El talento, la ética y el papel de los gobiernos
El talento, la ética y el papel de los gobiernos

El auge cuántico y la carrera por dominar el futuro de la tecnología

En los últimos años, la computación cuántica ha dejado de ser un concepto relegado a los laboratorios para convertirse en una de las prioridades estratégicas de las grandes empresas tecnológicas y gobiernos. Lo que antes parecía ciencia ficción ahora se perfila como una revolución tangible, con implicaciones profundas en campos tan diversos como la ciberseguridad, la medicina o la inteligencia artificial. El progreso no es homogéneo, pero es constante, y cada avance acerca al mundo a una nueva era tecnológica.

En 2019, Google marcó un hito al anunciar que había logrado la supremacía cuántica, demostrando que un procesador cuántico podía resolver una tarea en minutos que a un superordenador clásico le habría llevado miles de años. Este logro no significó que la computación cuántica estuviera lista para uso cotidiano, pero sí abrió una puerta simbólica. Desde entonces, la compañía ha redoblado esfuerzos en desarrollar cúbits con corrección de errores, un paso crucial para superar la fragilidad inherente a los sistemas cuánticos actuales.

Los gigantes tecnológicos y sus apuestas cuánticas

Otros gigantes no se han quedado atrás. IBM ha construido un ecosistema robusto alrededor de su IBM Quantum Network, ofreciendo acceso a hardware cuántico a empresas, investigadores y universidades. Su hoja de ruta incluye la creación de computadoras con más de mil cúbits, una meta que parece ambiciosa pero necesaria para escalar la tecnología más allá de su etapa experimental.

Microsoft, por su parte, apuesta por Azure Quantum, una plataforma en la nube que integra servicios cuánticos de diferentes proveedores. Esta estrategia permite democratizar el acceso mientras la empresa sigue investigando cúbits topológicos, una arquitectura teórica que promete mayor estabilidad frente a los errores. Al mismo tiempo, empresas más pequeñas pero altamente especializadas como Quantum Computing Inc. (QCI) se enfocan en sistemas fotónicos listos para implementarse en entornos industriales, buscando aplicaciones prácticas en el corto plazo.

Otros actores clave como IonQ, Rigetti, D-Wave y Quantinuum, surgida de la división cuántica de Honeywell, lideran innovaciones en distintas arquitecturas. IonQ trabaja con iones atrapados, Rigetti con cúbits superconductores, D-Wave en recocido cuántico y Quantinuum combina precisión y escalabilidad. Esta diversidad de enfoques refleja que aún no hay un consenso sobre cuál será la arquitectura dominante, lo que mantiene abierta la competencia y estimula la innovación.

La era NISQ y los desafíos del presente

Actualmente, el campo se encuentra en lo que se conoce como la era NISQ Noisy Intermediate-Scale Quantum. Estos sistemas son intermedios en tamaño, propensos a errores y extremadamente sensibles a perturbaciones del entorno. A pesar de sus limitaciones, ya permiten explorar algoritmos cuánticos en problemas reales, aunque sin garantizar resultados confiables a gran escala.

La fragilidad de estos dispositivos no impide que la inversión crezca exponencialmente. Tanto en el sector privado como en el público, el flujo de capital y la actividad en patentes indican que se está acelerando hacia una comercialización más temprana de lo que muchos expertos pronosticaban. Esta carrera no solo es tecnológica, sino también geopolítica.

La amenaza del Q-Day y la necesidad de la criptografía post-cuántica

Uno de los mayores temores asociados a la computación cuántica es el llamado Q-Day, el momento hipotético en que una máquina cuántica suficientemente potente pueda descifrar los esquemas de encriptación que hoy protegen prácticamente toda la comunicación digital. RSA, ECC y Diffie-Hellman, pilares de la seguridad en internet, podrían volverse obsoletos de la noche a la mañana.

La amenaza no es futurista ya existe la estrategia conocida como store now, decrypt later, en la que actores maliciosos almacenan datos cifrados hoy con la esperanza de descifrarlos en el futuro cuando la tecnología cuántica lo permita. Esto afecta especialmente a sectores que manejan información sensible con larga vida útil, como la defensa, la salud o el sector financiero.

Ante este escenario, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) de Estados Unidos ha seleccionado varios finalistas para la estandarización de algoritmos resistentes a la computación cuántica (PQC). Las primeras implementaciones se prevén para 2030, pero la adopción temprana de la criptografía post-cuántica es una recomendación urgente para proteger datos a largo plazo.

Aplicaciones más allá del cálculo

El impacto de la tecnología cuántica no se limitará a romper códigos. Su potencial se extiende a múltiples áreas. En inteligencia artificial, podría optimizar el entrenamiento de modelos complejos. En el descubrimiento de fármacos, permitiría simular interacciones moleculares con una precisión sin precedentes. En ciencia de materiales, facilitará el diseño de nuevos compuestos con propiedades específicas.

También tendrá aplicaciones en modelado financiero, logística de cadenas de suministro, sistemas energéticos y exploración espacial. Además, tecnologías derivadas como la distribución de claves cuánticas (QKD) y los sensores cuánticos podrían transformar la detección de fallas estructurales o la identificación de anomalías cibernéticas, ofreciendo niveles de precisión inalcanzables con métodos clásicos.

El talento, la ética y el papel de los gobiernos

Para avanzar en esta tecnología, es indispensable construir un talento multidisciplinario. Se requieren físicos, ingenieros, especialistas en inteligencia artificial, ciberseguridad y desarrollo de software que puedan colaborar en proyectos integrados. La colaboración entre el sector académico y el empresarial se vuelve clave para formar esta nueva generación de expertos.

Los gobiernos también tienen un papel fundamental. Deben apoyar proyectos nacionales y actuar como adoptantes tempranos, generando demanda y acelerando la maduración de la tecnología. La inversión estatal no solo impulsa la innovación, sino que asegura la soberanía tecnológica en un campo estratégico.

Sin embargo, el uso dual de la tecnología cuántica exige un abordaje ético. Sus capacidades pueden ser utilizadas tanto para proteger como para vulnerar. Un control coordinado y una gobernanza global son necesarios para prevenir riesgos asociados a su aplicación irresponsable.

Hacia una convergencia tecnológica sin precedentes

En los próximos cinco años, se espera que la computación cuántica converja con inteligencia artificial, infraestructura en la nube, redes 5G y computación en el borde. Esta integración permitirá alcanzar velocidades de procesamiento del orden de cuatrillones de operaciones por segundo, transformando industrias enteras.

Detrás de cada cúbit, de cada algoritmo y de cada hoja de ruta, no hay solo física avanzada, sino también una profunda aspiración humana entender, predecir y moldear la realidad. La computación cuántica no es solo una herramienta, es un espejo de nuestra búsqueda de conocimiento y poder. Y como toda gran tecnología, su valor no estará en lo que puede hacer, sino en cómo decidimos usarla.

Sobre el autor
Redacción
Ver biografía