Andrew Bosworth, CTO de Meta "Nos hicimos DDoS básicamente con esa demostración"

23 de septiembre de 2025 a las 08:40h
la confianza en la ia no se gana con perfeccion si 2025 09 20 21 43 48
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La mañana del 18 de septiembre de 2025 parecía perfecta para Meta. La compañía abría su evento Meta Connect con todos los focos puestos en las nuevas gafas inteligentes Ray-Ban Display, un paso más en su apuesta por la integración de la inteligencia artificial en objetos cotidianos. Mark Zuckerberg, con su habitual tono optimista, se dispuso a mostrar al mundo cómo la IA podía transformar tareas sencillas como cocinar o comunicarse. Pero lo que debía ser una demostración impecable se convirtió en un recordatorio muy humano de que, detrás de cada avance tecnológico, hay también una red frágil de procesos que pueden fallar en tiempo real.

El primer contratiempo llegó cuando el chef Jack Mancuso, invitado para mostrar el modo Live AI, pronunció la frase "Oye Meta, inicia Live AI". El comando funcionó demasiado bien. En lugar de activarse solo en sus gafas, la orden se propagó a todos los dispositivos Ray-Ban conectados en el edificio, desencadenando miles de solicitudes simultáneas. El servidor de desarrollo, no diseñado para manejar esa carga, colapsó. La IA no respondió a la pregunta clave "¿Qué hago primero?" y más adelante se saltó pasos esenciales de la receta. Un silencio incómodo se apoderó del escenario. Zuckerberg, visiblemente sorprendido, intentó suavizar el momento atribuyendo el fallo al Wi-Fi, comentando entre risas forzadas: "Practicas estas cosas como cien veces, y luego nunca sabes lo que va a pasar".

Sin embargo, la explicación oficial llegó días después, no del CEO, sino de Andrew Bosworth, director de tecnología de Meta, en una sesión de preguntas y respuestas en Instagram. Allí fue claro y directo el problema no fue la conexión inalámbrica, sino una falla de planificación.

"Nos hicimos DDoS, básicamente, con esa demostración" - Andrew Bosworth, CTO de Meta

El sistema había sido probado en entornos controlados, pero nadie anticipó que un solo comando pudiera activar en cadena todos los dispositivos cercanos. La ironía era evidente una demostración de inteligencia artificial se vio derrotada por una sobrecarga técnica que podría haber sido evitada con una mejor gestión de recursos.

El segundo fallo fue más sutil, pero igualmente revelador. Durante una videollamada de WhatsApp mostrada en directo, la pantalla de las gafas Meta Ray-Ban Display se apagó repentinamente, sin mostrar la opción para contestar. La interfaz no respondió. Fue un momento breve, pero simbólico la tecnología que promete hacernos más eficientes se quedó sin eficiencia en el momento clave. Bosworth reconoció después que ese error no se había manifestado previamente en pruebas. Ese fallo nunca se había presentado, pero ya lo solucionamos para que no vuelva a aparecer, afirmó. Una promesa técnica, sí, pero también un guiño a la inevitable imperfección del desarrollo en vivo.

Estos incidentes podrían interpretarse como meros tropiezos técnicos, pero en realidad tocan un nervio más profundo. La tecnología que Meta presenta no es solo un gadget, sino una extensión de la percepción humana, un asistente que observa, escucha y responde en tiempo real. Cuando falla, no es solo un código el que se interrumpe, sino la confianza en que la máquina entiende lo que significa ayudar. Bosworth lo dijo sin rodeos: "Obviamente, no me encanta, pero sé que el producto funciona". No era una defensa triunfal, sino una aceptación humilde de que los errores forman parte del proceso.

Lo más interesante no es que la demostración fallara, sino cómo Meta respondió. Sin ocultar los hechos, sin culpar a terceros, y con una transparencia inusual en este tipo de eventos. En un mundo donde las compañías tecnológicas suelen pulir cada imagen hasta la perfección, ver a una de las más poderosas del planeta enfrentar públicamente sus fallos resultó refrescante. Porque en esos momentos de torpeza, se revela el alma de la innovación no es la perfección, sino la voluntad de seguir intentándolo.

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