Imagina poder probarte una camisa, un vestido o unos pantalones sin moverte del sofá. Sin colas, sin cabinas estrechas, sin la incómoda sensación de que la talla no te queda bien. Solo tú, tu móvil y una imagen que se convierte en tu doble digital. Esto ya no suena a ciencia ficción. Está ocurriendo ahora, en la palma de la mano, gracias a una de las empresas más grandes del sector textil del mundo Zara.
El espejo del futuro
La aplicación móvil de Zara ha dado un salto al frente con una novedad que empieza a cambiar la manera en que compramos ropa. En varios países ya está disponible un probador virtual impulsado por inteligencia artificial, capaz de generar un avatar hiperrealista basado en tu propio cuerpo. Solo necesitas dos fotos una cara a cámara, tipo selfie, y otra de cuerpo entero. En minutos, el sistema crea una réplica digital tuya, con tu silueta, proporciones y postura.
Desde ese momento, cualquier prenda que selecciones en la app se ajusta automáticamente a tu avatar. Puedes ver cómo te queda un abrigo largo, unos vaqueros ajustados o un vestido de fiesta, todo desde la comodidad de tu casa. Es como tener un probador personal que nunca se cansa y siempre dice la verdad.
Un aviso geográfico
La funcionalidad, sin embargo, no está disponible para todos por igual. Actualmente, solo usuarios en Reino Unido, Polonia, Alemania, Países Bajos, Italia y México pueden acceder de forma oficial a esta herramienta. En mercados clave como Francia, Estados Unidos y España, la función aún no ha sido lanzada.
Pero eso no ha detenido a muchos. En España, por ejemplo, usuarios han encontrado una forma de sortear la restricción cambiando la ubicación de su cuenta en la app a uno de los países donde el servicio está activo. Un truco sencillo, casi artesanal, que revela algo más profundo la demanda de experiencias más personalizadas y tecnológicas en el comercio ya está aquí.
La moda se acelera
Este avance no es un simple refuerzo estético. Es parte de una transformación más amplia dentro del grupo Inditex, dueño de Zara. Recientemente, la compañía ha comenzado a utilizar inteligencia artificial para generar imágenes de modelos reales con distintos atuendos, eliminando la necesidad de sesiones de fotos largas y costosas. La IA acelera el proceso de producción, reduce tiempos y abre camino a una moda más ágil y adaptable.
Antes, fotografiar una colección completa podía llevar semanas. Ahora, con modelos digitales y prendas superpuestas mediante algoritmos, todo se reduce a horas. Es un cambio que no solo afecta a los márgenes de beneficio, sino también al impacto ambiental. Menos desplazamientos, menos recursos, menos residuos.
¿Y la privacidad?
Por supuesto, todo esto plantea preguntas. Subir una foto de cuerpo entero a una app significa compartir datos físicos muy personales. El sistema promete que las imágenes se utilizan solo para crear el avatar y no se almacenan de forma permanente. Pero la duda persiste ¿quién controla estos datos cuando ya están en la nube?
No hay declaraciones oficiales de ejecutivos de Zara sobre este tema, pero el silencio no calma las inquietudes. En un mundo donde el rostro y la silueta pueden convertirse en activos digitales, la protección de la identidad física se vuelve tan importante como la de la contraseña del banco.
El cuerpo como dato
Lo que Zara está haciendo no es solo una innovación técnica, sino un reflejo de cómo la tecnología está redibujando la relación entre las personas y los objetos que consumen. Hace apenas una década, comprar ropa online era un acto de fe. Ahora, con avatares personalizados, se convierte en una experiencia casi sensorial.
Y aunque aún falta que esta herramienta llegue a más países, el camino está marcado. La moda ya no se limita a las telas y los patrones. Se codea con los algoritmos, con los sensores, con la reconstrucción tridimensional del cuerpo humano.
Quizá no estemos tan lejos de un futuro en el que nuestras versiones digitales hagan las compras por nosotros, anticipando lo que nos queda bien antes de que lo pensemos. Mientras tanto, con solo dos fotos, ya podemos empezar a probarnos el mañana.