Sarkozy lo ha logrado. El mandatario francés que fue capaz de poner patas arriba el sistema legislativo de su país para dar cauce a las exigencias del lobby cultural asiste hoy, supongo que embargado por la emoción, al repunte del cine patrio, con cifras récord que, sin embargo, no se deben a un descenso en el número de descargas de películas a través de Internet ni a la ‘efectividad‘ de la ‘Ley Hadopi‘, sino, ¡oh, macabra broma del destino!, a que el grueso de las películas taquilleras de 2011 en la nación de Astérix…
“apostaban fuertemente y sin complejos por una crítica social indirecta del sarkozysmo a base de utopía, ensueño y comedia”.
Lo cual demuestra dos cosas:
1. Que legislar para favorecer los intereses de unos pocos en detrimento de la mayoría no te garantiza la fidelidad de los primeros.
2. Que cuando el cine, sea francés, español, ruso o andorrano, tiene algo que decir y está hecho con una mínima calidad-dignidad, es decir cuando logra conectar y atraer la atención del público, se traduce en éxitos de taquilla, sin que el libre intercambio de archivos por la Red sin ánimo de lucro tenga nada que ver.
“En 2011, como si no existiera esta crisis que, a causa de la voracidad de los capitalistas y de la estupidez de los gobiernos, hace cada vez más caro ir al cine, los de nuestro país vecino llenaron las salas, y aumentaron su asistencia a filmes de producción local. A lo largo de la pasada temporada, se registraron 215 millones de espectadores, el mejor resultado en 45 años, según datos divulgados ayer mismo por el Centro Nacional del Cine Francés.
La auténtica sorpresa fue que el CNC constata igualmente una subida de la cuota de audiencia de la producción francesa. Un 41,6% de las entradas se vendió para ir a ver un filme made in France. Representa un aumento respecto al 36,5% del año precedente. Hollywood, obviamente, también predomina aquí, pero se mantiene estable a un moderado 45% de cuota de audiencia en 2010 y 2011, lejos de proporciones aplastantes como las de España.
Y, dentro de esa sorpresa, un pequeño regalo-bomba bien empaquetado para el clan de Nicolas Sarkozy, cuya plana mayor está integramente compuesta por hombres blancos, de edad avanzada, que siempre han vivido en los oropeles de la República y cercanos a los magnates, y que además juzgan que su particular secta comunitarista manda, ordena y es representativa de Francia. Los franceses han plebiscitado de manera radical los filmes que le dicen a esa secta lo contrario, como Intouchables (Intocables), Polisse (Polizontes) y Les femmes du 6ème etage (Las mujeres del sexto piso)”.
Lo de Sarkozy y, en general, lo de todos los políticos que gobiernan de espaldas a la realidad, desde la ignorancia y en contra del interés general es, simplemente, de película. De comedia, para ser concretos. Tipo ‘dos tontos muy tontos‘. ¿Que sólo he hablado de uno? Vaya… Bueno, pues que cada uno le ponga cara al otro… o a ‘Los otros‘
Fuente: publico.es (un abrazo, por cierto, a todos sus trabajadores)